La debacle del Espanyol: del sueño europeo a la pesadilla
La derrota del RCD Espanyol contra el CA Osasuna, en el RCDE Stadium (2-4), evidencia la grave crisis del equipo, que está penúltimo y a cinco puntos de la salvación, y retrata la debacle de una temporada que arrancó con Europa como aliciente y ha continuado con urgencias y un cambio de técnico.
El varapalo frente al cuadro rojillo encendió a la grada blanquiazul, que despidió a su equipo con pitos y pañuelos. No se salvaron ni jugadores ni directivos. Además, provocó una de las ruedas de prensa más duras que se recuerdan del entrenador, Pablo Machín, cuestionando la actitud y la capacidad de los futbolistas.
El técnico, eso sí, asumió toda la responsabilidad del desastre y se mostró convencido de que la plantilla revertirá la situación. En cualquier caso, el naufragio parece ahora mucho más cercano que antes, ya que el cuadro catalán no soluciona ninguna de sus asignaturas pendientes.
Los fallos del Espanyol son ya conocidos por todos. Para empezar, su rendimiento en el RCDE Stadium es pésimo: es el peor conjunto de Primera división como local con sólo un punto sumado en casa. Además, su olfato realizador está apagado. Suma cinco dianas, sólo una más que el Celta, el menos goleador de la categoría.
La concentración defensiva es otro aspecto a mejorar y contra Osasuna el equipo acabó sonrojado. Los errores individuales propiciaron que el rival remontara un 1-0 en sólo tres minutos. De hecho, cuando el contrario estaba con un futbolista menos, por doble amarilla, todavía encajó dos tantos más.
Un calendario nada fácil por delante
A día de hoy, el Espanyol no emite ninguna sensación que invite al optimismo. Queda mucha liga, más de media temporada, pero la dinámica es alarmante. El tímido crecimiento tras la llegada de Machín al banquillo, que relevó al cesado David Gallego, no ha servido para concretar una mejoría tangible en LaLiga.
Por otra parte, el calendario que le espera al conjunto blanquiazul hasta el final del año 2019 no es, sobre el papel, sencillo. Los catalanes juegan contra el Real Madrid en el Bernabéu, reciben al Real Betis, en pleno crecimiento, y retan al CD Leganés, colista y que se juega la permanencia, a domicilio.
Además, la plantilla de Machín afronta un partido de Liga Europa contra el CSKA de Moscú y el primer encuentro de la Copa del Rey frente al Lleida. Son dos competiciones que, ahora mismo, pierden peso en un club que está viendo cómo un año que arrancaba con ilusión europea se va convirtiendo en poco menos que una pesadilla.