En la aldea de Athletix
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Quién sabe qué impronta dieron al Athletic Club aquellos marineros ingleses que trabajaban en el puerto de Bilbao en la última década del siglo XIX. Tal vez fuera la pátina lúdica de reunirse en un campo en torno de un informal partido de fútbol al cabo de la jornada laboral.
Años han pasado y algunos títulos quedaron en ellos: de Copa del Rey, de Liga. También, un modelo: el de jugadores de cantera; y el de nacidos en el conjunto de Euskal Herria. Siempre abrazando la zamarra de rayas verticales rojas y blancas, alternadas. Como aquella aldea de Asterix que resistía en la antigua Galia ocupada por los locos e imperiales romanos, resiste este Athletic en un fútbol de unos pocos clubes ricos, una reducida clase media y una cada vez mayor clase futbolera empobrecida; un fútbol donde la ficha de un jugador como Neymar puede cotizar a 222 millones de euros de 2017 (eso es lo que pagó el Paris Saint Germain) o la de Gareth Bale que costó 110 millones de euros de 2013 (lo que pagó el Real Madrid); un fútbol donde sólo la actitud puede hacer que tu equipo sea distinto y único. Sabemos de la impronta del actual Athletic: un equipo tan ciclotímico en su juego y en su rendimiento. Así llegó el Athletic actual a la capital de Rusia para enfrentarse al Spartak de Moscú en el partido de ida por los octavos de final de la Europa League modelo 2017-2018. Le esperaba un equipo experimentado que venía de disputar la Champions League, un campo con el césped helado y un ambiente de temperatura bajo cero. El Athletic llegaba con lo que tiene: sus limitaciones, sus intermitencias, sus jugadores recuperados (Yeray, De Marcos), sus veteranos (Aduriz, Rico). Se plantó en el campo, le costó pero cambió el curso de las cosas con ac-ti-tud, que es lo que muchos le reclamamos. Al cabo de los 93 minutos de juego quedaron las dos joyas de gol de Aduriz, el tanto de Mikel Rico (propia puerta dijeron en la UEFA) y el brillante partido de Yeray. Hoy todavía nos queda el sabor de la buena actitud mostrada y ejercida por el Athletic en Rusia. Y que, esperamos muchos, la mantenga siempre, como en la aldea de Athletix.
Por Alejandra Herranz. Blogger argentina, athleticzale y periodista.
@aleherranz
Blog: Desde el promontorio