Los Siete Pecados Capitales Europeos
Dos jornadas nomás para despedir a la temporada 2018-2019, en las que nos esperan el Celta de Vigo en Bilbao y el Sevilla en la capital hispalense. Al primero de los choques llegaremos con 50 puntos y en el séptimo lugar en la clasificación.
Matemáticamente, hay seis unidades en juego. De ganar los dos partidos llegaremos a 56 puntos. Si el Sevilla pierde sus dos últimos partidos, esa sexta plaza sería del Athletic Club. Pero estas matemáticas son meras probabilidades que dependen de nuestro equipo pero también de los resultados que consigan los rivales directos en la pugna europea.
Hoy tocaba el Valladolid en Pucela, desde donde regresamos con el puntaje vacío, ya que perdimos por 1-0 con un golazo de Waldo que arrancó como desde 50 metros desde la portería de Iago Herrerín para recorrer en su soledad más absoluta y más cómoda, hasta llegar al borde del área grande ante un amago de marca de San José, para disparar certeramente y colar el balón en la exacta escuadra.
Hoy tocaba a los jugadores demostrar que Europa sí interesa. Sin embargo, no estuvieron a la altura: ni en el nivel individual ni en el colectivo.
El desempeño de hoy puso en evidencia los fallos de este Athletic modelo 2018-2019. La soledad del capitán Iker Muniain en la creación: es imposible que haga todo solo, teniendo 9 compañeros de campo. La ausencia de un mediocampo. Las intermitencias del ataque, con Aduriz lejos de su mejor forma. Los desacoples en la defensa. Y la inseguridad en la portería.
Sin embargo, hoy (me) tocó ver los siete pecados capitales no sólo en Pucela sino en diferido desde lo sucedido en el inicio de la presente temporada hasta este domingo 5 de abril.
Paso a detallar mi punto de vista sobre estos siete pecados. Por supuesto, se admiten disensos y miradas poliédricas.
La avaricia por desarrollar un mejor juego colectivo y por hacer una de más al llevar el control del balón en muchos encuentros y por tanto de perderlo a favor del rival.
La gula de la actitud. De haber ido ganando en unos cuantos partidos y entregar la pelota al rival y casi desentenderse del juego, de los pases, de las marcas, para terminar o empatando o perdiendo con el consecuente lamento por los puntos en fuga.
La ira de los entrenadores cuando las cosas no salían como ellos (Berizzo a su tiempo, Garitano luego) habían planeado. A Garitano hoy (a Berizzo en su momento) le achaco la falta de ensayar alternativas en una plantilla que es la que es. ¿Por qué nunca se probó con subir a Unai Núñez al mediocampo? ¿O por qué no se intentó darle más continuidad a Unai López en el mediocampo, donde nos faltan siempre jugadores y sus recambios?
Porque, aunque doloroso por sus aportaciones pasadas, Ander Iturraspe y Mikel Rico no tenían ni la condición física ni el juego de antaño para ponerse el Athletic al hombro. Esta semana, los integrantes de nuestro otrora doble pivote que nos llevó a disputar la Champions League, supieron que no se les renovará sus respectivos vínculos contractuales con el Athletic.
El orgullo de una filosofía que es hermosa y que sin embargo no nos facilita el camino a buenos resultados puesto que, muchas veces, pareciera que la plantilla es como esos funcionarios de chiste; que ponen la cara y cobran su salario, sin más. Porque se saben seguros de jugar siempre en el Athletic.
Pongamos el caso de Markel Susaeta: ¿Tanto problema para renovar con el club siendo uno de los capitanes y teniendo a sus espaldas más de 500 partidos con el Athletic y con ambas partes dando largas? Pongamos también sobre la mesa de discusiones el tema de la diáspora vasca que daría más opciones al Athletic: se pasaría de 2 millones de vascos a 9 millones y entonces habría más mercado donde fichar y más competencia por puestos.
La pereza de conformarse con poco
De haber remontado desde posiciones de descenso al inicio de la temporada hasta la mitad de la clasificación primero y a la cercanía de la probabilidad de terminar en puestos de Europa League. Sabiendo que hasta que el árbitro pita el final del encuentro, las oportunidades están al alcance del equipo.
La lujuria de pensar en unas largas vacaciones –merecidas como las de todo trabajador– porque si el desempeño de hoy en Pucela se mantiene, no llegaremos a clasificar para la liga europea de clubes y por tanto no habrán de comenzar antes los entrenamientos.
La soberbia (de mi parte) de exigir tanto a este equipo, a esta plantilla. La de pensar que Fernando Llorente, Ander Herrera o Javi Martínez podrían volver al Athletic, algo poco probable dado el coste de sus fichas. La de haber tenido 221 millones de euros por ventas de fichas de jugadores (Aymeric Laporte, Kepa Arrizabalaga, entre otros; y, a cambio, haber fichado a Íñigo Martínez y a Yuri Berchiche por unos 55 millones de euros) y de haber invertido el resto en mejoras de las fichas de los jugadores de la plantilla y en mantener una caja que, si el Athletic no llega a clasificar para la Europa League, verá afectadas las pérdidas por ingresos y, por qué no, por glorias deportivas.
Alejandra Herranz, periodista y blogger
@aleherranz