El Athletic quiere evitar sustos y despedir a Aduriz como merece
Ramón Orosa
Bilbao, 13 ago .- El Athletic encara el nuevo curso con el principal objetivo de evitar el desasosiego que vivió la temporada anterior durante el penoso arranque que le tuvo meses amenazado de descenso y también con la intención de despedir como se merece a Aritz Aduriz, uno de los grandes de su historia y figura clave en una última década con sello europeo.
El goleador internacional anunció al final de una pretemporada con buenas sensaciones que ésta, en la que cumple 39 años, será su última campaña. Con ello evita que la fecha de su retirada, tema recurrente en los últimos años, sea una distracción para un equipo que pretende enfocar toda su atención en lo estrictamente deportivo.
Porque el susto en el cuerpo del inicio de la temporada anterior, con solo 11 puntos en 14 jornadas y a cuatro de la salvación con un tercio de campeonato ya superado, aún no se les ha ido a los aficionados rojiblancos. Y tampoco a una plantilla que, como ocurre tradicionalmente en el equipo bilbaíno ante lo escaso de su mercado, apenas si presenta cambios respecto al año pasado.
Ni el entrenador es novedad en el Athletic. Continúa Gaizka Garitano, el técnico que cambió el rumbo de un grupo a la deriva y logró el milagro de, en pocos partidos, pasar del miedo a perder la categoría, algo que no ha ocurrido nunca, a mirar de nuevo hacia a una Europa que se les escapó a los 'leones' en la última jornada.
Si el remate de Iñigo Martínez en el descuento del choque en el Sánchez Pizjuán llega a ir unos centímetros por debajo del larguero, en el que se estrelló, el conjunto vasco sumaría un curso más en Europa en una década acostumbrado a ello. Con Aduriz de estandarte.
Este año el ariete no apunta a titular. El encargado de rematar el juego del equipo será Iñaki Williams, con papel de superestrella al ampliar hasta 2028, cuando tendrá cumplidos 34 años, el contrato que contempla como cláusula de rescisión de 135 millones. Una cifra imponente incluso en un fútbol tan inflacionado como el actual.
El principal aliado de la 'pantera' será Raúl García justo por detrás en una alineación similar a la del año pasado.
Si acaso con la novedad de Unai López al lado de Dani García en el doble pivote e Iker Muniain de nuevo escorado en una banda, esta temporada parece que la derecha, ante la imposibilidad de compartir la media punta con Raúl.
Iñigo Córdoba completaría por la izquierda la estructura ofensiva de un once que mantendrá lo mejor de año pasado en defensa: el meta Iagor Herrerín y los centrales Yeray Álvarez y el internacional Iñigo Martínez. Ander Capa y Yuri Berchiche, ambos de menos a más el curso anterior, serán los laterales titulares.
Clásicos rojiblancos y de la competición como el propio Aduriz, Beñat Etxebarria, Oscar de Marcos, Mikel Balenziaga, Mikel San José e Ibai Gómez, junto a los jóvenes Unai Simón y Unai Núñez, ambos flamantes campeones de Europa sub-21, se presumen de inicio en la segunda unidad de la plantilla.
Un plantel que, después de arrancar con 33 jugadores, va tomando la forma que quiere Garitano de dos futbolistas por puesto tras las salidas de Andoni López, Peru Nolaskoain e Iñigo Vicente, todos cedidos, y a la espera de una solución similar para Cristian Ganea y Asier Villalibre.
Será novedad Gaizka Larrazabal, el prometedor hijo de otro clásico, Aitor, y que juega en el lado opuesto al de su padre. Es decir, de extremo derecho. Además de él, jugador a todos los efectos del primer equipo, también podrían confirmarse ya esta misma temporada Daniel Vivian y Oihan Sancet, con ficha del filial pero a las órdenes de Garitano.
Kenan Kodro, Mikel Vesga y los lesionados Iñigo Lekue y Gorka Guruzeta, este de larga duración, parecen destinados a un rol más residual si no acaban también saliendo.
En lo institucional, el Athletic acomete el curso parecido a lo deportivo, ya en el nuevo presidente, Aitor Elizegi, que accedió al cargo en Navidades, inicia su primera temporada completa.
Como también Rafa Alkorta, el director deportivo y hombre fuerte en el trabajo de Lezama, el vivero de un equipo que no quiere verse de nuevo con el agua al cuello y que tiene que estar a la altura en el año de despedida de Aduriz. Su última gran estrella.