Mi primera vez en San Mamés: El viaje iniciático de Manolo Delgado
Reminiscencias de un destino. Mi travesía hasta llegar a puerto. Me tenía que ocurrir a mí. Soy un privilegiado, predestinado y afortunado; por vivir y convivir en San Mamés y, por supuesto, en el Athletic Club y lo que representa como institución y sus personas y sus gentes. ¡Todas, todas, todas!
La evocación, los recuerdos,... estos que os muestro son los estímulos visuales y sonoros de San Mamés en mi primer día. Con nada más y nada menos que mi participación y la práctica del fútbol en un partido oficial de la categoría de juveniles (de último año). Fue en un encuentro del Campeonato estatal de selecciones territoriales, un choque que correspondía a los cuartos de final. La fecha ronda la primera quincena del mes de marzo del año 1963, es decir hace ya 57 años. Y la hora debió ser las tres de la tarde, porque era la habitual en este tipo de partidos.
En ese momento el campo de San Mamés contaba con la tribuna Principal, alta y baja, con la preferencia lateral, que estaba detrás de los banquillos. Luego estaba la tribuna sur, conocida como la de Ingenieros, con su fondo sur detrás de la portería y la tribuna norte, llamada de Misericordia, con el fondo norte detrás de la otra portería.
En la zona Este estaba la gran grada general, que contaba con 15.000 espectadores. Esa era especial en cuanto animación y número de aficionados. Y hay algo muy importante que no se debe olvidar: el triángulo de la grada de San Mamés. Una localidad especial para los txikis que estaba situada, con acceso propio, entre la General y el fondo norte.
Creo recordar que el resultado fue de victoria de la Selección de Bizkaia por 4-1 sobre la Selección de Castilla. Y sí, lo adivináis bien, el portero titular era yo mismo, nacido el 7 de julio de 1945, que con 17 años jugaba por primera vez en San Mamés. Allí pude estar con un jugador de referencia como Antón Arieta, Arieta II, luego un gran amigo mío, y también otros como Fidel Uriarte, Txutxi Aranguren, Simón, Deusto y demás aparte de Zugazaga, etc..., siendo el seleccionador de Bizkaia nada menos que Piru Gainza.
Aquí quiero hacer constar que en artículos anteriores de esta relación de 'Mi primera vez en San Mamés' de ElDesmarque Bizkaia, muchos se refieren a evocar su relación y nexo de unión, el cordón umbilical del cariño, la transmisión, la tutela. Nos hablan también de los viajes y momentos gloriosos y maravillosos en los medios de transporte. O de las distancias recorridas y de la relación con los familiares, los aficionados, socios, peñistas...
De toda la dedicación, el cariño, el amor y pasión con los que nos acompañaron en esta travesía de sentimientos. Colorido y colores zurigorri, camisetas, bufandas y demás,… Pues bien a mi también, pese a la distancia de 600 kilómetros, me educaron, me aficionaron, me formaron y me apasionaron como Athleticzale.
Fue mi padre Antonio, mi aita, muy seguidor del fútbol y totalmente fiel a nuestro Athletic. Y por tanto de su espíritu, de su modelo, de su competencia y de su forma de competir.
Con 10 años, en LaLiga 1955-56, me llevó a ver mi primer partido de Primera División, nada menos que un Real Madrid-Athletic. Con 10 años de vida vi al Athletic jugar en directo, y solo siete años más tarde, como decía antes, en 1963, jugué por primera vez en el estadio de San Mamés. Recuerdo que cogí un autobús de Madrid a Bilbao y estuve hospedado en el hotel Almirante del Arenal, lugar que ya no existe. El día de partido, al conocer previamente la ciudad, hice una rutina propia con otros dos jugadores.
Visitamos el puente del Arenal, la plaza de don Diego López de Haro, la Gran Vía, el Sagrado Corazón, la Casa de la Misericordia, la Feria de Muestras y le dimos una buena vuelta por fuera a todo San Mamés por la calle Luis Briñas. Y de ahí ya de vuelta al Hotel para comer con todo el equipo. Nos trasladamos en autobús al partido, lo que para mí fue hacer realidad un sueño: poder ver San Mamés por dentro, pisar el césped y encima jugar.
En el partido de ida habíamos perdido por 1-2 en el Santiago Bernabéu. El campo estaba lleno, por entonces no se calentaba fuera pero si bajamos por las escaleras y por un túnel muy angosto, por donde salíamos los visitantes y los árbitros casi por el centro del campo. El equipo local salía por el rincón de Pitxitxi, a la derecha del fondo norte. Recuerdo unos vestuarios muy alicatados de blanco con unas franjas rojas. Los banquillos eran corridos de tiras, con tablas de madera rojas y blancas separadas por unos centímetros.
Había perchas individuales aplicadas a la pared y unos baldosas por encima. Era un vestuario muy austero y muy sencillo. Todo muy al estilo inglés, como luego lo vi en Inglaterra en varios campos de la época. Fui a visionar el césped, las áreas y las líneas de la portería, la altura de los largueros tocándolos con la mano. Yo necesitaba ponerme de puntillas para llegar, ya que media 1'75 descalzo y algo más, 1'78, con las botas de tacos puestas, más o menos.
Un recuerdo importante que tengo grabado es el primer saludo con los contrarios y con Piru Gainza, etc... De allí ya pasamos a competir durante el partido. El resultado final lo dice todo: tuve que ir cuatro veces hasta la red para sacar de centro. Fue un partido limpio, competido y disputado; creo que a pesar de los cuatro goles hice buenas intervenciones bajo palos.
La afición fue una pasada, animando siempre y todo esto con el campo lleno. Era el campo de San Mamés en un partido de juveniles... ¡y estaba lleno hasta arriba! Luego lo he visto así muchas veces más, pero aquella primera vez me dejó alucinado.
También viví ya por entonces el ‘Gure estiloa’
Había un jugador que marcó y que hizo unas grandes jugadas; la verdad es que ese chico jugaba muy bien. Tanto así que cada vez que jugaba el balón la afición vizcaína no dejaba de aplaudir y de animarle. Creo que se llamaba Casado y era compañero mío en la selección castellana. Fue un detallazo de una afición que para nosotros despertó sorpresa y admiración por reconocer nuestros esfuerzo en su justa medida. Y allí se acabó. El árbitro pitó el final y volvieron los abrazos, las felicitaciones para unos y el consuelo para otros.
"Ese día perdimos 4-1 pero yo gané, porque salí aprendiendo algo más: ¡lo que era San Mamés!"
¡Había jugado en San Mamés con 17 años! Mi futuro… En el futuro… Las dudas... ¿Cuándo volvería a pisarlo? ¿Volvería estar allí para jugar? Para poder vivirlo, disfrutarlo, sentir el calor, el respeto, aplauso y la acogida de su afición...
Pues bien… Pasaron 12 años y en agosto de 1975 tuve mi primer entrenamiento como preparador físico titular sobre el césped de San Mamés. Mi primer entrenamiento como preparador físico en La Catedral lo hice de la mano de Rafa Iriondo, que era el primer entrenador. Todavía no era como jugar un partido, pero ya me llegaría el momento de prepararlos y tener que competirlos.
Pero eso es ya otra historia... Vine a Bilbao para 10 meses y llevo viviendo con vosotros en San Mamés 45 años.
Maite zaitut denorik! Eskerrik asko!
Por Manolo Delgado Meco, socio del Athletic Club
Burua, bihotza eta kemena!
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