Iker Muniain: buscando la sombra del 'Txopo'
Cuando Muniain ya estaba asentado en el primer equipo del Athletic Club, un afamado técnico vizcaíno dejó en el aire una osada y temeraria profecía: "Iker Muniain, a no mucho tardar, terminará dando tumbos por equipos de medio pelo del tórrido sur de la península". Le salió el tiro por la culata. Escasa intuición la suya. Mal ojeador sería. Piru Gainza no lo habría querido a su lado.
Y es que el 'pony de la Txantrea' se dispone a afrontar su decimocuarta temporada consecutiva ejerciendo de local en San Mamés. Rodeando su brazo, el brazalete de capitán. Se lució el agorero el día aquel en el que se pronunció sobre el futuro inminente de un futbolista distinto, atípico, peculiar, diferente.
Lo descubrí una tarde calurosa en La Florida. Partido amistoso entre Portu y Athletic. Algo veía Joaquín Caparrós en él para mezclarlo con los 'mayores' a la tierna edad de 14 años. Ubicado en la banda izquierda, un chaval desconocido empezó a llamarme poderosamente la atención. Veloz. Rapidísimo.
Se comía el tiempo trazando diagonales desde la cal que pisaba hasta el balcón del área. Un león en ciernes. Con 16 años, Caparrós lo hizo debutar. Tras las intermitencias lógicas del que llega, la titularidad del león que se asienta fiero para ahuyentar cien mil temores.
Joaquín Caparrós se lo entregó a Marcelo Bielsa envuelto en papel de regalo. Sin necesidad de recurrir a la memoria, me sitúo en aquella noche mágica del 'Teatro de los sueños'. Old Trafford asistía maravillado a la magna obra que estaban escenificando los pupilos de Bielsa. Con el [1-2] en el luminoso, Iker Muniain me retrotrajo a esa tarde de La Florida en la que me dejó pasmado.
¡El rey de las diagonales! De Gea había repelido con su 'guante de gato' un disparo cruzado del "Gudari" [va por ti, Jose Iragorri] De Marcos. Ningún rojiblanco en escena hasta que, como si fuera un aficionado Athleticzale que hubiera saltado al verde, como si de la nada se materializó Muniain para remachar un balón que parecía del portero. ¡Ese Iker 'aniñado'! ¡Qué gozada verlo, por dios!
Iker Muniain cantando en el vestuario tras eliminar al Real Madrid
Nació de una tormenta desatada por Caparrós. Se hizo gigante inmerso en la locura de Marcelo Bielsa. Se asentó en las cuatro temporadas de Valverde. Ziganda lo amó, ese Cuco que al Athletic veneraba y lo sigue venerando desde su 'exilio' oscense.
A partir de ahí, la época convulsa por lo inestable del banquillo: Berizzo, Gaizka Garitano, Marcelino García Toral, ese técnico asturiano que se colgaba del cuello de Muniain como manera o modo de decirle al Athletic: "Te quiero; beti zurekin".
Y es que para Marcelino, su 'capitán' era irreemplazable para llevar a cabo su 'concepto'. Indiscutible, sí. Cuando, de manera sutil o explícita, se le apuntaba que Muniain necesitaba banquillo, Marcelino sacaba de la manga una carta ganadora: "Cuando se asoma al balcón del área, Iker desmonta el tinglado defensivo con su mágica clarividencia".
Sobre la posición a ocupar en los sistemas, una polémica estéril. Mala memoria, o memoria selectiva, la de aquellos que lo sitúan en la media punta desde sus inicios. Qué es ahí, por el centro, donde más y mejor rinde. Craso error de inicio. Sistemáticamente, pegado a la banda izquierda. Eso sí, cuando el partido empieza, Muniain muestra su querencia por los grandes espacios.
Todo era así de claro. Hasta que llegó a la banda izquierda defensiva Yuri y ambos descubrieron que en lo reducido se hallaba el "sitio de su recreo".
"Cuando éramos los mejores", canta Loquillo. Cuando todo era dar y ofrecerse. Gozar en la asociación. Disfrutar conjuntamente hasta que uno de los dos 'rompa' y desbarate el entramado defensivo. Y es que Muniain, siempre me lo ha parecido, es un futbolista que se hace grande moviéndose en lo pequeño. 'Sociedad limitada Yuri and Iker': ¿Qué les parece?
Mi compañero Asís Martin me invita a imaginar cómo, dirigido por Ernesto Valverde, será la decimocuarta temporada de Muniain en el Athletic.
Luego de que el capitán pacte con su presidente hasta dónde debe llegar el equipo, y escuchado el discurso denso y convincente de Muniain, apuesto por una gran temporada del 'capi' de la Txantrea. En edad de merecer, Iker tiene por delante un reto que a cualquier otro marearía. Y es que, de no mediar penalidades, Muniain, partiendo de sus 499 participaciones, iría escalando posiciones dejando atrás a Susaeta [507], Iraola [510], Joseba Etxeberria 514].
Llegar hasta Txetxu Rojo [541] y de boca de Javier Clemente escuchar: "Txetxu Rojo es el mejor jugador en la historia del Athletic". Si lo dicho no le produce ese vértigo existencial que desprende la historia de este "Caso único en el mundo", tras abrazar al genio de Begoña, seguir dando pasitos hasta tumbarse al sol protegido por la alargada sombra de Iribar.
Por mí, prefiero que se vaya mañana mismo. Jugador vago (sólo se esfuerza ante Madrid y Barcelona) y cáncer del vestuario, sus movidas extradeportivas no representan lo que debería ser el Athletic. Además de que lleva un montón de tiempo aquí y hasta a Marcelino le he escuchado más palabras en euskera que a él. Sus hijos le llaman "papá" en lugar de "aita". Desde que le nombraron capitán no hemos ido a Europa. Curioso no? Por todo eso me sobra.
Muniain te queda mucho para llegar al nivel personal y profesional del gran IRIBAR. Pero vamos, tu sigue dando pases de gol, que es lo tuyo y metiendo algún gol de vez en cuando.
Esta vez me ha gustado tu artículo, Kuitxi. Así te lo digo.