Cuando nace un gaditano
Por favor, indica por qué quieres reportar este vídeo:
Cuando vives en una sociedad próspera, honesta, decente y con valores, es emocionante tirarse al tajo de la procreación. Pero cuando tu sociedad se distingue por la abundancia de lo contrario, las ganas de nacer no van mucho más allá de nacer. Después hay que vivir. Y vivir no es vivir en el nido, sino en la selva. Entrenar a los hijos para sobrevivir en la selva exige unos parámetros educativos nuevos; los actuales no sirven, están oxidados.
Hay que redefinir conceptos y valores absolutos para adaptarlos a las circunstancias de la nueva selva, si no quieres que tu descendencia sea sacrificada por el principio explicativo de la evolución, que ahora mismo no es otro que el de la selección cultural.
Hay que sacar a los párvulos de las burbujas y armarlos hasta los dientes, no para que ataquen, sino para que sepan defenderse de las nuevas formas de ataque social, que van más allá del acoso escolar, el racismo o la homofobia.
Cuando mi hijo el mayor (cómo suena…) llevaba casi tres años con los ojos abiertos, y fui comprobando que ya empezaba a ver lo que había, le canté esto:
Y qué hago ahora contigo tal como soplan los vientos, ahora que lo que te digo lo vas entendiendo un poquito mejor. Ahora que te andan diciendo eso de que tú eres libre… Hazle caso a papá, que en esta sociedad eso es imposible. No eres libre porque los gobiernos existen y son los que mandan. Los gobiernos son, todos, dioses y demonios, divinos y humanos que dan al ciudadano el poder soberano de un corte de mangas. Libre tú serás mientras te dura la ternura en que andas tú. Mientras descubras el valor de la amistad. Y sigas preso de tu amor de juventud. Libre tú serás Mientras las leyes no se escriban para ti. Mientras conserves tu minoría de edad y hagas las cosas porque no y porque sí. Libre serás mientras los dueños de tus risas e ilusiones se fabriquen cada noche con tu máquina del sueño. Y a quien pregunte por tu plena libertad, tú dile que se te quedó dentro del vientre de mamá, igual que a todos los que estamos presos dentro de un Estado… Y dentro de un Estado, vida mía, diles que no somos libres, que somos esclavos. LA BANDA DEL CAPITÁN VENENO. 2008.
Por desgracia, once años después puedo cantárselo más fuerte pero no más claro. Y con una desventaja. La esperanza en una revolución de la humanidad que, de alguna manera, ofrezca una vida más justa y amable para la mayoría, se desvanece tal como el nuevo milenio se asienta. Creo que la moda de privatizar lo público está alcanzando ya a la propia revolución; y hasta la revolución no tiene ya más posibilidad de sobrevivir que privatizándola, personalizándola: si no podemos salvar a todos, ni a la mayoría, ni a la minoría… sálvense quien pueda.
Nunca hubo una única forma de vivir que sirviera para ser feliz en todas las épocas. La Edad Estúpida implica el sacrificio de lo colectivo porque lo colectivo se ha hecho una auténtica vasectomía… o no sé si decir quizá ligadura de trompas. Hasta qué punto han sido ellos los listos y nosotros los tontos no es ahora lo importante, sino cambiar las tornas.
Vivir ahora no implica renunciar a los principios de siempre sino a resetearlos. Si alguien piensa que los valores en desuso van a desaparecer es porque se ha convertido en una víctima del sistema que ha conseguido que solo mire las cosas desde su ángulo. Esos pocos nuevos padres que no somos millennials tenemos la posibilidad de conseguir que nuestros hijos sean capaces de convivir con la mediocridad pasando por encima de ella. A ver si nos da tiempo, que mucho no nos queda. Esa sí que será mi última comparsa (quise decir esperanza).
Va por Silvio que, entre otras fortunas, ha tenido la de nacer en Cádiz. Y por Luisa, que es la de la última estrofa:
“Cuando nace un gaditano nace un claro de la luna, que se bautiza con agua del mar bendita de sal y de espuma. Tacita de plata es su cuna y su nana carnaval. Un gaditano al nacer tiene que hacer de su llanto, un grito para beber de un pecho lleno de encanto, que a la vez que le calme su garganta sedienta, otro pecho a su vera mil canciones le cante. Cuando nace un gaditano estalla el milagro de la primavera. Sea la estación que sea. Y los astros se alinean deteniendo el temporal para que el mundo florezca y cada día parezca sábado de carnaval. Cuando nace un gaditano y lo arrulla entre sus manos una divina gaditana, el miedo sale volando por esa misma ventana por la que entra la alegría que es el pan de cada día de su fiel alrededor, y con sábanas de amor sana todas las heridas. Cuando una gaditana agiganta su vientre le corona su alma tal estrella de Oriente que hasta los dioses quisieran volver a nacer y ser de Cádiz para siempre.” LA GADITANÍSSIMA. 2019.JUAN CARLOS ARAGÓN
Chovinismo rancio.
Felicidades a Silvio y familia y ojalá pueda ser un buen gaditano. Que faltan muchos en este mundo.