Veneno inmortal
9 de marzo de 2015: "Hola primo. Me he despedido del Marca tras 13 años y ahora me voy a centrar en ElDesmarque y lo primero que quiero hacer, ahora de madrugada, es ofrecerte que escribas lo que te dé la gana, como te dé la gana y cuando te dé la gana". (Fede)
"Venga, primo, me parece fantástico. Te explicas muy bien y, por tanto, no es necesario que yo añada más, pues va en la misma dirección y sería redundante. Sólo me tienes que decir cuándo empezamos. Un abrazo, lleno de ilusión, primo. De aquí no saldrá ningún Catastrophic, que de tó se aprende". (Juan Carlos)
Y ahí empezó tu Torre de Preferencia, la que hiciste de todos. La que no faltó ni un solo domingo. La que hoy se cierra a la fuerza y sin que lo hubiéramos planeado.
Porque era de lo poco que no tenías planeado. Cuando me llamaste en junio para contarme la historia del Chele y que después pararías para cuidar de Silvio, me dejaste claro: "pero de mi Torre de Preferencia no, ¿eh? Que eso me da la vida".
Sé que era importante para ti. Tanto que quizá nadie sepa que tu último artículo lo escribiste horas antes de ingresar en el hospital para ya nunca volver. Pero eras tan formal, tan honesto, tan profesional y te gustaba tanto tu columna de los domingos que fue Luisa quien nos llamó (a Carlos Tur, con el que tanto congeniaste y a quien ahora también has dejado huérfano de ídolo y de amigo) para decirnos: “lo tiene escrito y seguro que quiere que se publique”. Y así lo hicimos. Siete días atrás, me habías hecho llorar con "El Carnaval sin mí" antes de que se publicara, como siempre. A pesar de la pista y de las lágrimas preferí no creerte, preferí pensar que exagerabas, como tantas veces.
El día antes habíamos estado juntos en Cádiz con Luisa y Silvio y ese ya inolvidable parche en el ojo con los colores del Chele Vara. Tenías tanta ilusión por salir adelante, tanta seguridad de que habías encontrado a las personas indicadas y seguías haciendo tantos planes que sigo sin creerme lo que ha ocurrido. Teníamos que celebrar nuestro cumpleaños este 26 de mayo, quería recibir el mensaje de cada año: "Felicidades, primo. A mí también".
Llevo un par de días repasando nuestras vidas juntos, nuestras innumerables conversaciones de WhatsApp o por teléfono casi diarias. De cualquier tema, de hecho, de lo que menos hablábamos era de Carnaval, aunque también.
20 de septiembre de 2008. Boda de nuestro querido Julio Aragón. Barra libre. Miro a mi izquierda y estaba uno de mis ídolos, de mis referentes en el Carnaval y en muchas otras cosas. Me miraste y me dijiste: "A mí me gusta el Carnaval pero lo que de verdad me apasiona es el fútbol. Escucho todos los días Radio Marca y te puedo recitar la historia de los Mundiales desde el de Uruguay de memoria". Fue tu manera de presentarte. Nos dimos la mano y nos llevamos hablando toda la noche. Aquel día estuviste "sembrao". Cantando y hablando. Qué noche.
El ídolo dejó paso al amigo y el amigo al confidente. Hasta el último momento. Siempre nos decíamos las cosas a la cara y normalmente coincidíamos, a pesar de ser tan distintos.
Guardo con especial cariño tu guiño a una de nuestras conversaciones en tu libro El Carnaval Sin Nombre: "Por último, como manifestó mi amigo y admirado cronista deportivo Fede Quintero en su programa de Onda Giralda "Carnaval a 6’10", lo único que le había "decepcionado" de El Carnaval sin Apellidos era su exceso de corrección política: ingrata sorpresa viniendo de mí. Esta noble crítica también la guardé en mi disco duro y fue la primera que activé antes de acometer el planteamiento y las formas del presente ensayo. No es que ahora busque ser más borde para contentar a mis seguidores del ala radical, sino que entiendo que, tal como están las cosas, corrección equivale a falta de compromiso abierto, algo tal vez comprensible en el mensaje de Navidad del rey de la selva, pero inadmisible en un ensayo sobre el Carnaval de Cádiz. Y esta deuda no la mantengo solo con mis lectores sino –antes y sobre todo– conmigo".
Ni te imaginas las de veces que tú me hiciste pensar a mí y me hiciste cambiar de opinión. Así entendíamos la verdadera amistad.
Son muchos momentos: tu boda ("fíjate si la quiero, primo, que me estoy casando por la Iglesia"… qué nos reímos…), aquellas cargas de fútbol con nuestros equipos, aquellas charlas de Carnaval en las que siempre llegábamos al mismo punto: "Como el Carli, ninguno". Ese regalo que me hiciste, esa música para Los Pastelitos, qué invierno más intenso y cuánto nos unió. Y, sobre todo, esos viernes cuando venías a recoger a Juan Carlos a Sevilla y comíamos en mi barrio y poníamos el mundo patas arriba.
Pero lo que más me gusta recordar es la poca confianza que tuviste al principio en el Juan Carlos escritor. Fue un honor para mí que me pidieras presentar tu primer libro en Sevilla junto a tu querido "corrector" Arcángel. Lo organicé en el Teatro Imperial, un sitio majestuoso en el centro de Sevilla, convertido en librería, pero en la que entraban más de 500 personas. "Primo, esto quizá es mucha tela. ¿Y si no viene nadie?" El encargado de la librería asintió y dijo que "desgraciadamente, eso nos suele pasar. No vienen ni 20 personas a las presentaciones. La literatura es así". Yo sonreí y sólo os dije: "Pero no la literatura de Carnaval y no con el cabeza". Lo de la gente sentada en las escaleras del teatro y llegando hasta la puerta, las más de dos horas firmando ejemplares y respondiendo preguntas de los cientos de asistentes ya es historia de la literatura andaluza. Cuántas veces brindamos por aquel día. También sirvió para que creyeras en ti como autor, como poeta y como escritor. Más allá del Carnaval. Tu talento era y es universal y por aquella época yo ya lo sabía.
He visto a mucha gente llorar en estas 48 horas. Gente que ni te conocía. Gente que me llamaba y me decía que "es como si se me hubiera muerto un familiar". Porque los mitos, las leyendas son así. Se les llora por su obra, por su talento y por lo que han significado para la historia de cada persona. Ya sea por enamorarse por culpa de los Carnavales, por preferir las noches de mayo (y te vas en una de ellas…), porque no hay mejor amigo que un padre, por la mujeres o por la playa, lo cierto es que eres el autor que conozco (y no solo de Carnaval) que ha escrito con mayor libertad. Claro que te importaban los premios, te gustaba ganarlos, pero nunca a costa de tu pensamiento, de tu amor propio. Siempre que ganaste lo hizo el Juan Carlos Aragón puro y te has ido sin sucumbir ante la tentación de ser más premiado. Y seguro que por eso también eres leyenda. Has hecho tanto por Cádiz que lo que estoy viendo estos días es solamente lo que te mereces. Y egoístamente, cuánto Juan Carlos nos hemos perdido. Al nivel de Freddie o de nuestro admirado John. A ese nivel estabas para muchos de los que formábamos tu chusma selecta. Tenías tanto aún que decir. Como me dijo Luisa ayer, te fuiste componiendo.
Estoy orgulloso de algo en esta Torre de Preferencia. Esa libertad con la que escribías tus agrupaciones también la tuviste aquí. "Primo, me han llamado de otros medios pero ElDesmarque me da lo que no me da nadie aunque ahora digan que sí: escribo de lo que quiero y de la forma que quiero. Y eso que me he pasado muchas veces de frenada. Algún día nos mandarán juntos al cuartelillo". Y ahora daría lo que fuera porque eso pasara.
Primo, amigo, me despido como te gustaba, riéndonos con tus cosas. Acordándome del mensaje que me enviaste hace menos de dos meses desde maternidad: "Primo, no veas la pedazo de… que tiene mi Silvio". Entendí que todo bien en el parto, de salud y demás. Genio. Siempre estarás en mi corazón, en mi recuerdo y en mis pasos. Tú me guías.
Tu Torre se desaloja, pero tu veneno es eterno, primo. Y aquí se queda. Para siempre.
FEDE QUINTERO
Hace 30 o 35 años escuché una Chirigota en las escalaras de Correos, se llamaba Un peaso Coro, al año siguiente ya los vi en el Falla y después en la calle Los tintos de verano y ya un año y otro y otro y otro. Muchas veces Polémico e irreverente con prensa, jurado, etc, pero escribiendo, musicando y afinando como nadie. Desde entonces el 90% de mi Carnaval, se quedó en Juan Carlos y el 95% de mis Comparsa era Juan Carlos. Nos has dejado huérfanos a muchos carnavaleros de toda España, ojalá venga alguien a sustituirte pero todos sabemos que los genios nacen muy de tarde en tarde. Lo de los pocos primeros premios, allá esos jurados, a mí me daba igual, en la final o fuera de la final, yo escuchaba medio año sus coplas y la de los otros no me llegan, no me impactan. Gracias Juan Carlos por dedicar tu vida a componer Carnaval para hacernos felices a tantos carnavaleros.
Estarás siempre en nuestros corazones no hay ni habrá nadie a tu altura eres irrepetible nos dejas un gran vacío te echaré de menos ya nunca me cruzaré contigo por el paseo t cuando ibas en bici o andando y yo corriendo te miraba y nunca me atreví a decirte lo grande q eras ahora lo siento te echaremos mucho de menos hasta siempre CAPITAN VENENO DON JUAN CARLOS ARAGON BECERRA
Hemos tenido la inmensa fortuna de disfrutar a una generación de autores que elevaron a los más altos cielos de la literatura y la poesía, una fiesta popular como el carnaval. Encima, compitiendo en el mismo momento histórico. Tipos geniales, a océanos de luz a nivel compositivo de lo que suena hoy en el panorama nacional de la música española. Disfrutemos de este legado de coplas in mortales y de los genios que aún disfrutamos y dejemos de torturarnos con ese estúpido carnaval de los premios, los decimales y las centésimas de punto.
Que pare un momento el son, que enmudezca la guitarra para escuchar los latidos de Juan Carlos... Qpd
De todo lo que he leído, creo que casi todo, es el artículo que más me ha emocionado.Enhorabuena Fede!!
Grande como persona... y después de tus palabras y conociéndote lo que te conozco, ahora se que también era un grandísimo amigo. Recuérdalo siempre así... has tenido la fortuna y la suerte de vivir con él lo que muchos hubiesen soñado. Un abrazo grande Fede... y otro para Juan Carlos ... que aunque nunca se lo pude dar... nunca me faltaron las ganas. Que allí donde este siga dando caña...
Wue le hagan un busto yaaaaaaa nadie mejor wue el se lo mereceeeeejuan
Él, el más grande ha fallecido el mismo día que su admirado Mario Benedetti. Caprichos del destino.
La mayor pérdida cultural que ha sufrido Cádiz en el siglo XXI... Nunca habrá otro como Don Juan Carlos Aragón Becerra