Historias de la Euro: Cuando los goles eran de oro
Dos finales de la Eurocopa estuvieron definidas por el Gol de Oro, una técnica ya abolida, pero que dejó imágenes para el recuerdo
Javi Moreno recuerda la final de la UEFA en 2001 con el momento que acabó con las esperanzas del Alavés. El Liverpool, en la prórroga, logró el 5-4 gracias a un gol en propia puerta de Delí Geli a tres minutos del final del partido. Moreno recogió la pelota de la red y empezó a animar a los suyos. "Aún quedan cuatro minutos". Hasta que alguien le recordó que había gol de oro y que el Liverpool ya era campeón.
Esta regla, que aumenta el nerviosismo y evita remontadas de última hora, tuvo una corta vigencia y terminó en 2004, apenas unos meses después de decidir la final de la Copa Confederaciones de 2003, con la victoria de Francia frente a Camerún. Sin embargo, por el camino dejó su huella en dos Eurocopas, la de 1996 y la del 2000, ambas definidas por un tanto de color dorado.
El fin de la resistencia checa
Wembley, el antiguo, el previo a la remodelación de 2007, fue el testigo de la final del 96, aquella que enfrentó a Alemania y a la República Checa. Por el lado germano formaban futbolistas de la talla de Jürgen Klinsmann, Mehmet Scholl y Oliver Bierhoff. No era la mejor Alemania de la historia, ni de largo, pero los teutones siempre han jugado con esa mística y ese bloque sólido que les ha permitido luchar por todo.
Más talento había en el lado checo, con Pavel Nedved y Karel Poborsky a los mandos. La primera gran generación checa antes de la de 2004. Ambas repletas de calidad, ambas negadas de cara al triunfo. Y eso que durante 14 minutos soñaron con la gloria. Ese fue el tiempo que transcurrió entre que Patrik Berger adelantó a los checos y Bierhoff, salido del banquillo para hacer historia, consiguió el empate en el minuto 73. El por entonces jugador del Udinese se convertiría en el minuto 95 en el primero en la historia en definir un campeonato internacional con un gol de oro. Ese tanto confirmó el triunfo alemán y provocó la claudicación de unos checos que nunca pisarían otra final.
Las lágrimas de Trezeguet
Mucho más drama tuvo la final del 2000, disputada en Feyenoord. Francia e Italia, dos clásicos del fútbol europeo, medían sus fuerzas. Los italianos, que no ganaban la competición desde 1968, acariciaron la gloria. Tanto, que eran campeones en el minuto 93. Pero un tanto sobre la bocina de Sylvain Wiltord mandó el encuentro a la prórroga.
Como cuatro años antes, la resistencia no aguantó la media hora del tiempo de alargue. David Trezeguet, entre lágrimas, hundió a los Alessandro Del Piero, Paolo Maldini, Fabio Cannavaro y Francesco Totti. Los italianos se vengarían seis años después, cuando el propio Trezeguet fue uno de los que falló su penalti en la famosa tanda del Mundial de Berlín.
Una regla que no cuajó
Tras aquella Eurocopa, la segunda en la cuenta de Francia, el gol de oro solo volvió a las competiciones FIFA en tres ocasiones. En los octavos de final del Mundial de Corea y Japón en 2002, cuando Corea del Sur eliminó a Italia en uno de los mayores escándalos que se recuerdan, y cuando Turquía se deshizo de Senegal en cuartos de ese mismo campeonato. Finalmente, desapareció después de que Francia inclinase a Camerún en la Confederaciones.
Ni el gol de oro ni el gol de plata han logrado sobrevivir hasta el día de hoy. Dos innovaciones que quedaron atrás y que aumentaron las remontadas y las sorpresas de última hora, dejando tras de sí un reguero de historias, como la de Bierhoff en Wembley y la de Trezeguet en Feyenoord.