Del orgullo a la vergüenza ajena (81-60)

81-60. Cualquiera diría que fue un baño del Lokomotiv. Pero no, porque el Unicaja estuvo en el partido durante 30 minutos, pero insiste en avergonzar a su afición dejándose llevar en un último cuarto penoso con el que cierra sus salidas en esta Euroliga, que de momento no sabe cuándo la volverá a jugar. Una pena...

El 10-2 de salida para el Lokomotiv invitaba a pensar que el Unicaja pasaría muchos apuros en Krasnodar. Con la situación que atraviesa el equipo y siendo un partido de trámite, tampoco extrañaba. Sin embargo, los de Plaza tiraron de orgullo y encadenaron varias acciones consecutivas para irse sólo cuatro abajo al término del primer parcial, que estuvo marcado por los errores desde el perímetro (1 de 8 los rusos y 0/6 para Unicaja).
Pero un arranque serio del equipo malacitano dio sus frutos. Robo y contra de Díez, canasta de Thomas y triple de Karahodzic, sí, de Karahodzic (20-21). A pesar de los cinco triples del conjunto ruso en el cuarto, el Unicaja aguantó, sujetado por el ala-pívot de Baltimore, que cuando no anotaba repatía juego. 39-35 al descanso y todo por decidirse.
En el tercer cuarto el Lokomotiv tomó algo más de distancia, sobre todo gracias a su enorme acierto desde el perímetro ante la zona del Unicaja. Brilló especialmente Janning, que llevaba un 5/7 de acierto en triples. Aun así el equipo verde consiguió aguantar y llegar con algo de vida al final (62-55).
El último se inició con Thomas poniendo el 62-57, pero ese esperanzandor comienzo se fue apagando por la falta de acierto exterior cajista, que entonces llevaba un 4/21 en triples. Y el Loko con un 8-0 mató al Unicaja (70-57). No por su acierto, que fue escaso, sino porque el conjunto de Plaza no hacía más que perder balones, tirar forzado y comerse posesiones. Los dos puntos de Thomas eran su único bagaje después de más de siete minutos.
Rompió con un triple esa racha Kuzminskas, pero no era conato de remontada ni de espabilar ni nada parecido. Sólo quedaba llegar con cierta honra al final, porque ese 72-60 era demasiado castigo para lo bien que compitió durante algunos minutos de partido. Pues más honda fue la herida con los tres triples consecutivos de Broekhoff que cerraron el acta con 81-60.