Stoudemire, una relación amor-odio con el Fernando Martín
El pívot estadounidense Amar'e Stoudemire, un ilustre del baloncesto NBA que apura sus últimos años de baloncesto en el Hapoel Jerusalén israelí, visitó este miércoles el Pabellón Fernando Martín de Fuenlabrada en un partido de la Liga de Campeones de Baloncesto con momentos de amor y odio con la afición local.
Era, sin duda, uno de los alicientes de un encuentro en el que el Montakit Fuenlabrada recibía a uno de grandes favoritos al título en esta competición, con el que fuera miembro del quinteto ideal de la NBA en la temporada 2006-07 y seis veces participante en su Partido de las Estrellas como buque insignia
El que fuera estrella de los Phoenix Suns regresó a Jerusalén este verano tras un año sin jugar, después de una primera experiencia europea en la que participó en la liga israelí y la Eurocopa, en la que llegó a enfrentarse al Valencia Basket en semifinales.
Fue recibido con aplausos, aunque menos que los que se llevó su compañero James Feldeine, escolta estadounidense con pasaporte dominicano que compitió por el Fuenlabrada dos temporadas entre 2012 y 2014.
Stoudemire no formó parte del quinteto titular dispuesto por el entrenador francio israelí Oded Kattache, sino que se incorporó mediado el primer cuarto. Por entonces el Hapoel ya había ido logrando sus primeras diferencias (3-14 en los primeros tres minutos).
Con el pívot de Florida (Estados Unidos) ya sobre el parqué, se estrenó con una cesta y un tapón al ala-pívot estadounidense del Fuenlabrada Ian O'Leary y fue prácticamente imbatible en el interior de la zona del Fuenlabrada, donde logró anotar 7 puntos.
No obstante, pese a la fascinación que generaba el exjugador de la NBA, también se llevó silbidos, cuando en un falta sobre Marc García descargó el brazo de una forma poco deportiva que generó un golpe al escolta catalán en una rodilla, la misma que le impidió jugar en el inicio de la temporada y que le hizo retirarse temporalmente.
El Hapoel ya volaba (37-57 al descanso) y su entrenador ya podía ir racionando a su estrella, que llevaba 13 tantos y dos capturas antes del descanso volvió a aparecer en el tercer cuarto, en el que mientras iba engordando su hoja de estadísticas se encontró con una situación inesperada: un tapón del británico Daniel Clark y uno doble en la misma jugada del congoleño Christian Eyenga.
"Amar'e esto es Fuenlabrada", le recordaba la grada del Fernando Martín en el último cuarto, cuando el '1' del Hapoel regresaba al parqué para sumar otros nueve puntos y tres rebotes a su hoja de estadísticas (24 tantos y 7 capturas al final).
Los silbidos trocaron el aplausos al final, gritos de 'MVP, MVP' (siglas que identifican al jugador más valorado) y choques de manos con los aficionados fuenlabreños que estaban en el borde de la grada más cercana al túnel de vestuarios.
"Los aficionados fueron increíbles, hicieron un gran trabajo y esperaban que nosotros lo hiciéramos también, ganamos el partido y se notó que aprecian el buen baloncesto", razonó al ser preguntado por EFE por sus impresiones respecto a la afición del Fuenlabrada.
El interior estadounidense destacó que hicieron "defensivamente un gran trabajo", elogió el planteamiento del entrenador y el trabajo de sus compañeros para llevarlo a cabo, así como aseguró que para él jugar en el baloncesto europeo es "un desafío".
"Hay diferentes roles y maneras de jugar, necesito tiempo para aprender el estilo, pero creo que el entrenador me está ayudando a aprender y coger la forma para hacerlo bien en Europa", añadió.
En cuanto a la longitud de su carrera, ya que el 16 de noviembre cumplirá 36 años, Stoudemire no quiso ponerse topes en esta nueva prolongación a su carrera tras el año fuera de la competición que se tomó la temporada pasada.
"Yo trabajo duro, soy positivo, intento estar enfocado en el juego. Intento mantenerme en buena forma y ¿quién sabe? Quiero seguir trabajando y mantener mi cuerpo en forma con ese objetivo", finalizó Stoudemire, que no paró de hacerse fotos con aficionados y algún que otro periodista en su visita al Fernando Martín.