Un paso más para las mujeres en la historia del deporte
Yasmina Alcaraz (Cataluña), Paula Lema (Galicia) y Elena Espiau (Aragón) se han convertido en las protagonistas del partido que enfrentó al Carramimbre CBC Valladolid con el Tau Castellón, de la jornada 15 de la LEB de Oro, al ser el primero de categoría masculina arbitrado por tres mujeres.
Un hito que sirvió para reforzar el minuto de silencio que, respetuosamente, se guardó en memoria de Laura Luelmo en el pabellón Pisuerga, y tras el que dio comienzo un encuentro intenso que comenzaron dominando, con comodidad, los vallisoletanos, ante un Tau muy errático.
Yasmina Alcaraz, con quince temporadas dirigiendo encuentros de baloncesto, fue la colegiada principal, perfectamente secundada y apoyada por sus compañeras, con las que hubo una constante comunicación, lo que les permitió dirigir la primera mitad sin incidencias significativas.
Se pudieron escuchar algunas protestas en el minuto 15, en una jugada en la que no vieron que el balón daba en un pie de un jugador visitante, dejaron seguir la acción y terminó en canasta del Tau, y más aún cuando señalaron antideportiva a Álex Reyes, pero fue totalmente correcta, puesto que el jugador del conjunto local sujetó por un brazo a un rival.
El técnico del Tau, Antoni Ten, también mostró su enfado al dar un saque para los vallisoletanos, que debía haber sido para su equipo, situaciones habituales de cualquier partido, al igual que las faltas personales -anotaron siete al Tau y nueve al Carramimbre-, o los pasos, que vieron con claridad.
Se llegó al descanso con un 31-25, tras recortar diferencias los de Castellón, en un acelerón final en los últimos compases del segundo cuarto, si bien las diferencias llegaron a alcanzar los once puntos (29-18) para los de Paco García, que bajaron el listón defensivo, permitiendo ese acercamiento del conjunto visitante.
El hecho de que el Tau siguiera aproximándose en el marcado, hizo que el público mostrara más nervios y, con ellos, elevaron más las protestas, pero las tres colegiadas siguieron haciendo su trabajo, obviando lo que sucedía fuera de la cancha y buscando la máxima objetividad posible.
Con un 46-45 se llegó al último cuarto. La tensión era evidente en ambos equipos, debido a la igualdad y, por tanto, las decisiones arbitrales se analizaron con mayor detalle, ya que cualquier fallo o acierto podía decantar la balanza de un lado o de otro y el público, como suele suceder, también trató de presionar.
El buen trabajo colectivo del Carramimbre y el apoyo de la afición impulsó el juego del equipo local para ampliar la renta hasta los catorce puntos (61-47), que aportó la suficiente confianza a los de Paco García para controlar los rebotes, hacer una mejor selección de tiro y ganar por 70-56 el partido, que fue especial, puesto que supuso un paso más para las mujeres en la historia del deporte.