A esta fiesta sólo le falta la Copa (92-59)

Zaragoza 2005. Madrid 2009. Y Málaga 2020. El Unicaja jugará la tercera final de la Copa del Rey de su historia, y tras campeonar como forastero en la Korak, la Copa, la Liga y la Eurocup, por primera vez podrá ganar un título delante de su gente. Lo competirá con el Real Madrid, al que ya hizo hincar rodilla hace 15 años en el Príncipe Felipe. Un Madrid monstruoso, con Tavares y sus amigos jugando como si fuera un recreo, y que aplastó al Valencia Basket en la otra semifinal. Pero ojo con este Unicaja. Ojito. Que con bravura, corazón, físico y una grada entregada se suple cualquier carencia y se mira a los ojos a cualquier gigante, aunque mida 2,21 metros y sea caboverdiano.

Esta noche pasó por encima del Andorra por 92-59 con una defensa soberbia, una concentración competitiva de equipo grande para gestionar y manejar las distancias, y buenas dosis de baloncesto de alta escuela. El Unicaja disfrutó e hizo disfrutar, llega con la moral por las nubes a la final de mañana domingo y con sus mejores jugadores enchufados, entre ellos Jaime Fernández, que brilló ante su exequipo firmando un partido excelso en tangibles e intangibles. El cuadro de Luis Casimiro, al que hay que reconocer también su mérito tras una temporada saltando charcos bajo la lupa, llega a la final barriendo y con la certeza de que en esta fiesta sólo falta una cosa, la Copa.

Sin mochila y doblando al Andorra

Salió sin mochila el Unicaja al partido. Haber cumplido la parte exigible en cuartos lo 'liberaba' para disfrutar sin la presión/maldición/gafe del anfitrión. Desde el inicio el equipo malagueño gobernó con aparente facilidad, no regalando tiros sencillos a Andorra y con una fluidez coral ofensiva. Un parcial de 9-0 colocó un 15-7 en el minuto 6 que obligó a Ibon Navarro a agotar un tiempo muerto sin efecto. Alberto, antes de salir por su segunda falta, había mantenido la intensidad en defensa y anotado cinco puntos para que Jaime rematara el primer parcial con una bandeja que ponía la máxima (25-16).

“No he podido dormir, tenía mucha adrenalina”, confesó Jaime Fernández en los instantes previos al partido. No hizo falta que lo jurase cuando poco después pidió pista para el despegue del Unicaja en el marcador y en el partido. El parcial de salida en el segundo cuarto de 6-0 reflejaba la superioridad local con un gráfico 32-16. El Unicaja doblaba a Andorra, también lo hizo minutos después con 44-22. De un lado, las defensas cajistas transmitían intensidad en forma de aplausos, del otro acciones estéticas a nivel ofensivo provocaban gemidos de admiración. Jaime anotaba y pasaba por la espalda. Brizuela celebraba al tendido. Exhibición de recursos, disfrute en la madera y el cemento, y un rival sobre la lona. Un pequeño parcial de 0-5 fue una pequeña mota de polvo en el ojo de un cíclope. El resultado a vestuarios era un contundente 48-30. Sólo Jaime igualaba la valoración global del Andorra: 20.

Así se ha sentido @unicajaCB todo el partido... Divertirse, atacar y anotar.

¡Show de @jaimefb44!#CopaACB
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— #CopaACB (@ACBCOM) February 15, 2020

El nacionalizado senegalés Clevin Hannah le puso algo de pellizco a la placidez del Unicaja en el tercer cuarto, 8 puntos suyos acercaron al Andorra a 12 (52-40, min.23). Pero no tardó el Unicaja en aplicarse merced a dos triples de Waczynski y una deliciosa suspensión de Adams (61-40, min.26). El partido, como al anterior de semifinales, estaba descafeinado. Esa es la verdad. Si los cuartos fueron vibrantes, los dos duelos previos a la final flojearon por la superioridad de los opositores a levantar el título. Entre intercambios de canastas y alguna jugada a destacar, como el tapón de Adams a Musli, se llegó al último parcial con un claro 68-49.

Ejim se apuntó al final de la fiesta

El Unicaja seguía fresco y concentrado, y el Andorra ya estaba desfondado. Así, el último parcial tuvo dos puntos de interés. El primero Melvin Ejim, que aprovechó los minutos para reivindicarse y coger confianza a base de canastas. El canadiense acabó como segundo máximo anotador local con una tarjeta de 15 puntos (13 de ellos en los diez últimos minutos). El otro estuvo en una de las esquinas del Palacio, desde donde emanaban cánticos verdes que sonaban a gloria. "¡Puede ser mi gran noche!", "¡Málaga, Málaga!" o "¡A por la Copa!" fueron algunos de ellos, con loas a Jaime y Rubén Guerrero en sus cambios y unos arrumacos a Andorra que engrandecen a este deporte y a esta fabulosa competición. El resultado final, con un triunfo por 33 puntos de distancia ante un gran equipo, habla a las claras de que ha vuelto el Unicaja de las grandes noches, el que compite por ganar títulos, el que, como dice el himno, hace "soñar" a Málaga: "Unicaja yo vivo por ti".

A esta fiesta, a este fiestón, sólo le falta una cosa, la Copa.

Ficha técnica:

Unicaja Málaga (25+23+20+24): Adams (14), Fernández (19), Toupane (5), Thompson (6) y Gerun (4) -cinco inicial-, Brizuela (8), Díaz (6), Waczynski (9), Ejim (15), Guerrero (6) y Suárez (-).

MoraBanc Andorra (16+14+19+10): Hannah (16), Massenat (10), Todorovic (3), Sy (3) y Diagne (6) -quinteto titular-, Pérez (6), Llovet (-), Walker (7), Senglin (8), Carrasco (-) Colom (-) y Musli (-).

Árbitros: Martin Bertrán Antonio Conde y Carlos Cortés. Sin eliminados.

Incidencias: Segunda semifinal de la Copa del Rey, disputada en el Pabellón Martín Carpena de Málaga ante 10.781 espectadores.