Denis Schröder se cansa del racismo: "Juro sobre la tumba de mi padre que tendrán que afrontar las consecuencias"

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Dennis Schröder, a sus 32 años, está en la cima de su carrera. No solo porque acaba de ser nombrado MVP del EuroBasket 2025 y lideró a Alemania hacia el título continental, sino también porque ya guarda en su palmarés el oro del Mundial 2023 siendo además galardonado como mejor jugador del torneo. Son logros que lo sitúan al lado de grandes figuras históricas del baloncesto europeo. Pero su historia va más allá de las medallas.
Los inicios de Dennis Schröder
Nacido el 15 de septiembre de 1993 en Braunschweig (Baja Sajonia, Alemania), hijo de padre alemán y madre de origen gambiano, Schröder vivió una niñez marcada por el deporte y también por la pérdida de su padre, cuando tenía 16 años. Desde bien temprano, el baloncesto empezó a tomar fuerza en su vida, y a la vez, apareció el contraste con una sociedad con prejuicios raciales. El hecho de ser un niño alemán, negro y con madre gambiana, le llevó a tener problemas desde muy joven.
Su padre fue quien le apoyó siempre en el mundo del deporte. Denis fue un amante del skateboard, pero el fallecimiento de este le llevó a ponerse en serio con el baloncesto a pesar de las complicaciones raciales que ha llevado consigo siempre.

El episodio de racismo que vivió en el EuroBasket
En el EuroBasket 2025 no ha sido menos. La competición dejó un episodio amargo para Dennis Schröder. Tras el encuentro frente a Lituania, disputado en la sede finlandesa de Tampere, el base alemán denunció haber escuchado sonidos de mono procedentes de la grada. Una situación que él mismo calificó como intolerable, recordando que este tipo de actitudes no tienen cabida ni en el deporte ni en la sociedad.
El base alemán, no dejó indiferente a nadie tras su partido: “Si alguien tiene un problema conmigo por el color de mi piel, que lo diga a la cara y no se esconda en la grada”, señaló con firmeza en unas declaraciones recogidas por AS. "Ojalá la gente que los hace tuviera el valor de hacérmelo fuera del pabellón. Porque ahí, lo juro sobre la tumba de mi padre, tendrían que afrontar unas consecuencias de las que se libran dentro de los pabellones” añadió el base alemán, enfadado y cansado de este tipo de acciones.
Schröder, que ya en otras ocasiones ha reconocido sentirse tratado de forma diferente en Alemania por ser negro, pidió respeto y advirtió de que seguirá alzando la voz contra el racismo cada vez que sea necesario.
Dennis Schröder vive un momento cumbre en su carrera, el que probablemente quedará para siempre como su legado en el baloncesto europeo. MVP (algo que ya parece normal para él en este tipo de campeonatos) en el torneo en el que Alemania se ha proclamado campeona tras vencer en la final a Turquía. Sus 16 puntos y 12 asistencias en el partido más decisivo reflejan lo que es a día de hoy. Un jugador completo, capaz de anotar, dirigir y, sobre todo, liderar a toda una selección campeona.
Un líder sobre la cancha
El camino de Schröder con la selección alemana ha sido meteórico. En 2023 fue el arquitecto de la gesta que llevó a Alemania a conquistar su primer Mundial, eliminando a toda una Estados Unidos en semifinales y derrotando a Serbia en la final. Dos años más tarde, ha confirmado aquel éxito con un campeonato europeo que sitúa a la Mannschaft en la élite absoluta. “Si no creyera que podíamos ganar, no habría estado aquí”, aseguró antes de arrancar el EuroBasket en una entrevista con Stern. Tras levantar el título en Tampere, fue aún más contundente: “Mi nombre es Dennis Schröder. Ese es mi legado y lo demás no me importa, solo ayudar a mis compañeros a competir y ganar medallas”.

Más allá de los números, Schröder representa la nueva era del baloncesto alemán. Su estilo eléctrico, su capacidad para decidir bajo presión, habilidad con las manos, y su personalidad dentro y fuera de la cancha lo han convertido en un símbolo de este deporte. Eso sí, cuando habla de racismo se le nota excesivamente incómodo: “Nunca recibiré el mismo cariño que Dirk Nowitzki porque tengo la piel oscura”, afirmó hace unos meses en Stern, dejando clara la lucha personal que acompaña a su carrera deportiva.
La NBA es otro mundo
En la NBA, su historia es distinta. Desde que fue elegido en el Draft de 2013 por los Atlanta Hawks, ha vestido hasta nueve camisetas: Oklahoma City Thunder, Los Angeles Lakers, Boston Celtics, Houston Rockets, Toronto Raptors, Brooklyn Nets, Golden State Warriors, Detroit Pistons y ahora los Sacramento Kings. En cada equipo dejó calidad, pero nunca encontró la estabilidad suficiente para asentarse como una estrella a largo plazo. En Sacramento, afrontará su decimotercera temporada en la liga, con la oportunidad de dar un paso más en un equipo renovado y con experiencia en él. Hacerse un hueco entre los aspirantes de la Conferencia Oeste es cosa difícil, pero tras el EuroBasket, el alemán está de sobra capacitado para luchar por ello.