El Unicaja superó a BAXI Manresa por la vía rápida, que no por la fácil, y está en semifinales del play off de la Liga ACB. Ganó este martes en el segundo asalto a los manresanos en el Nou Congost (63-86) en otro partido coral, porque así funciona el engranaje perfecto del líder de la competición. Su mayor fuerza es el conjunto. Un día más volvió a demostrarse. ¿Que no estaba Kendrick Perry por lesión? Pues nueve asistencias de Tyson Carter jugando como base.
"Tenemos que disfrutar. Nuestra filosofía en confiar en los trece jugadores que tenemos. Nos da para que a los rivales se les haga el partido muy largo", decía Ibon Navarro al término del encuentro. El equipo malagueño está en un momento de forma casi imparable, con una altísima fiabilidad en todas las vertientes del juego. Sus exteriores rebotean, sus interiores meten triples. Baloncesto de robo y zarpazo, de solidaridad con el compañero y de talento en jugadas individuales. Actores principales, actores de reparto. Nunca se sabe quién será quién. Hay una química que se palpa. Son una familia que sale adelante y que siempre llega al partido, y se sube cuando se había bajado del mismo, sea en el primero o en el último cuarto.
Así, en el momento culmen de la temporada, el Unicaja ha cumplido con nota alta y tendrá una semana para descansar, reactivar baterías y recuperar al mejor Kendrick Perry. Desde el próximo martes se cruzará en semifinales con el ganador de la serie entre UCAM Murcia y Valencia Basket.
De momento, los murcianos van 1-0 y juegan este miércoles en su pabellón (20.30 horas) para intentar matar la eliminatoria y reencontrarse con los malagueños, a los que sufrieron en semifinales de la BCL. Compitieron, pero perdieron contra los que fueron campeones 48 horas después. Por otro lado, Valencia Basket es el único equipo junto al Real Madrid en haber ganado esta temporada en el Carpena en fase regular. Aunque por contra perdió de veinte puntos cuando en su casa recibieron a los cajistas.
Sea quien sea el equipo que esté al otro lado de la pista, el Unicaja estará preparado. Tiene la confianza y la determinación para decir sin miedo: que pase el siguiente. A la vez, las exigencias a su alrededor aumentan, porque ganar tanto invita (y obliga) a querer seguir ganando. No hay que olvidar que este mismo club tuvo pesadillas por un posible descenso a LEB Oro hace dos años. No duró mucho esa posibilidad, pero existió antes de que el proyecto girara 180 grados en la temporada 2022/23. Ganaron la Copa más épica jamás vista. Este año hubo título continental. Meteórico todo.
Decepciones por los pabellones de la Champions FIBA y domingos con el Carpena medio vacío. Jugadores que no funcionaban, quintetos que no convencían, fichajes que no valían. Ahora todo eso es parte de un pasado reciente que suena lejano, prehistórico. La afición cajista ya solo quiere mirar fijamente al presente, admirar a una plantilla que muchos rivales del gremio definen como "nivel top-8 Euroliga" y soñar con la altura que se atisba en el futuro. Jugadores y afición desean reencontrarse en otra rúa por un título de la ACB, trofeo que solo ganó una vez y de eso hace 18 años. Sería una obra maestra y en eso Ibon Navarro y su tropa siguen empecinados. Creen que pueden. Como creyeron en ser líderes por delante de Real Madrid y Barça. El plan continúa. Como dice su ideólogo, el vitoriano de traje y barba perfilada: habrá que disfrutar.