Omertá sobre el Vortex, un maillot que da alas
La lluvia fina que convirtió en una pista de patinaje las calles de Düsseldorf durante la contrarreloj inaugural del Tour de Francia el sábado pasado no sirvió solo para que algunos protagonistas acabaran la aventura magullados.Luis Miguel Pascual
También puso de manifiesto un extraño tejido en las mangas y en los hombros de los maillots blancos del equipo Sky, una tela constituida a base de bolas de aire que mejora la aerodinámica de la prenda y, por tanto, el rendimiento de quien la porta.
Desde entonces, el Vortex se ha sumado al vocabulario del Tour de Francia junto con el manillar de triatleta de Lemond o el plato ovalado, en el apartado dedicado a la tecnología destinada a mejorar el rendimiento.
Solo que su uso provoca controversia porque según algunos equipos contraviene de forma clara la reglamentación de la Unión Ciclista Internacional (UCI), que prohíbe de forma clara "toda vestimenta susceptible de influir en el rendimiento del corredor".
En particular veta "elementos vestimentarios que puedan disminuir la resistencia de penetración del aire y modificar la fisonomía del corredor".
Cuatro ciclistas del Sky, que esta temporada cambió sus tradicionales maillots negros por otros blancos, lucían bandas de esa tela en la contrarreloj de Düsseldorf.
La lluvia y el color de la zamarra lo sacó a la luz pública y trajo consigo la polémica. El conjunto británico, que situó a cuatro ciclistas entre los ocho mejores de la etapa pese a la lluvia, que nivela los resultados.
Fue el equipo FDJ, que ni competía por la etapa ni tiene grandes ambiciones en la general, quien puso toda la carne en el asador al denunciar el caso ante los comisarios de carrera.
Su director de rendimiento, Fred Grappe, acudió provisto de un estudio que asegura que el freno del viendo se reduce hasta un 7 % con el Vortex, lo que en los 14 kilómetros de la crono de Düsseldorf se traduce en una veintena de segundos.
Los comisarios aseguraron que no tienen autoridad para juzgar el asunto y lanzaron la pelota al tejado de la Unión Ciclista Internacional (UCI).
Después de que el escándalo estallara, el equipo francés ha reducido el tono y sus responsables se muestran más reacios a hablar del asunto. Ninguno de sus representantes se expresa de forma pública y se limitan a asegurar que lo único que pretendían era alertar a la UCI de un comportamiento cuando menos sospechoso.
El rumor corre de que la FDJ saltó a la palestra espoleado por el BMC, la formación estadounidense que sí salió doblemente perjudicada. Por un lado porque el joven suizo Stefan Küng fue segundo a solo 5 segundos del británico Geraint Thomas; por otro, porque su jefe de filas, el australiano Richie Porte, se dejó una renta de 40 segundos que le lastra en su lucha por la general.
Pero ninguno quiere ahora denunciar con claridad el caso, como si una omertá se hubiera apoderado del pelotón.
Unos porque no quieren enemistarse con el todopoderoso Sky, otros porque también existen sospechas de que usaron el mismo tejido. Aunque, de puertas para afuera, solo Sky reconoce haberlo hecho y lo asume convencido de que no hizo nada ilícito.
Siempre puntero en la búsqueda de esas "ganancias colaterales" de rendimiento, la formación británica de Froome sostiene que no hizo nada malo y, sin citar a nadie, aseguró que otros equipos también usaron ese tejido.
"Trabajamos siempre para mejorar y eso parece que molesta a los otros", asegura el director del equipo, Nicolas Portal.
La UCI deberá pronunciarse antes de la otra contrarreloj del Tour, el penúltimo día en Marsella.
El pelotón ya se divide entre quienes creen que habría que prohibirlo en nombre de la igualdad de oportunidades y los que consideran que no se puede poner puertas al progreso.
En el recuerdo están otros avances técnicos que se abrieron camino con dificultad.
Henri Desgrange, el creador del Tour, tardó 34 años en autorizar los cambios en las bicicletas, porque consideraba que aventajaría a unos participantes frente a otros.
Solo en 1937 el Tour los dejó utilizar, lo que abrió nuevos horizontes, como la inclusión de puertos más duros o la generalización de las contrarreloj.