El frío hace mella en buena parte de la geografía de España. Y estos días más que nunca solemos tirar de la calefacción del coche en nuestros desplazamientos. Es normal que el habitáculo del coche se quede helado cuando lleva unas horas o días sin usarse. Y claro, el uso de la calefacción no favorece en absoluto el bajar el consumo de combustible.
No obstante, existen algunos trucos para conseguir frenar la hemorragia de gasolina o gasoil. Algo muy necesario viendo como el precio del combustible vuelve a subir.
Uno de esos trucos consiste en esperar a que el motor se caliente antes de encender la calefacción. Muchas personas tienen la costumbre de poner la calefacción a tope en cuanto suben al coche. Pero lo que consiguen es forzar el motor y elevar el consumo. Además, la mayoría de ocasiones solo saldrá aire frío durante los primeros minutos, con lo que además de gastar más, estaremos enfriando todavía más el habitáculo.
Del mismo modo, si tienes asientos calefactables, es conveniente esperar a encenderlos. Y es que la mayoría de ocasiones será suficiente con la calefacción para conseguir una temperatura de confort.
Otro truco consiste en desactivar el sistema de recirculación del aire. Es decir, permitir que entre el aire del exterior, que pasará por el radiador y calentará antes el interior del coche. Es justo lo contrario a lo que debemos hacer en verano, cuando conviene reutilizar el aire interior para dar menos trabajo al aire acondicionado. Además, dejando entrar el aire del exterior es muy posible que podamos prescindir del ventilador.
El tercer truco tiene que ver con la física. Si atendiste a clase en el instituto, sabrás que el aire caliente tiende a ascender. Es por eso que lo recomendable para aprovechar el aire caliente al máximo y calentar el habitáculo en el tiempo mínimo conviene configurar la salida de aire en los pies. Así este irá hacia arriba, recorriendo todo el habitáculo y elevando la temperatura en todo el espacio. De lo contrario, el aire caliente se quedará arriba y costará más calentar la zona inferior.
En cualquier caso, debes tener en cuenta que la temperatura adecuada del habitáculo está entre 20 y 22ºC, tal y como recomienda la DGT. Más temperatura puede producir somnolencia.