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Esto es lo que cuesta cargar un eléctrico en casa

L.,A. Pérez de la Pinta

En teoría, los coches eléctricos son más económicos que un  coche de combustión pero, ¿cuánto cuesta exactamente una recarga? El precio, por supuesto, fluctúa y depende de a cuánto se pague la electricidad en cada momento: si dispones de un contrato anual con precio fijo por kWh y has instalado un sistema de recarga en cada, pagarás la energía al mismo precio que la que consumen el resto de dispositivos eléctricos de tu vivienda, pero si recargas en puntos públicos de pago, el precio será otro. También, por supuesto, existe la posibilidad de, si trabajas en una empresa comprometida con la revolución verde, poder cargar de manera gratuita las baterías de tu coche mientras trabajas.

BMW XM Label Red, altas prestaciones con sistema de propulsión eléctrico.

Aunque la electricidad haya subido, conducir un eléctrico sale más barato

En los últimos años, el precio de la luz se ha disparado y, aunque es cierto que en los últimos el coste por kWh nos ha otorgado cierta tregua, cabe recordar que, sólo entre 2021 y 2022, el precio de la luz subió un 88%. Con todo, y pese a tales porcentajes, todavía es más barato recargar que repostar. La OCU, principal organización española de consumidores, ha hecho sus cálculos: un coche eléctrico, en 2022, generaba un gasto de 447 euros por cada 10.000 km. Un coche con motor de combustión generó durante el mismo año unos 1.000 euros de gasto.

Instalar un punto de carga

Sin duda, la mejor opción para recargar un coche eléctrico es instalar, si tienes ocasión, un punto de recarga en tu vivienda. Cuesta, de media y según el Real Automóvil Club de España, unos 1.000 euros. Si te decides a hacerlo, pagarás la electricidad al mismo precio que el resto de la que consumes. Hoy, muchas comercializadoras ofrecen contratos anuales con precios fijos por kWh equivalentes a trece o catorce céntimos. Es significa que una recarga no superará nunca los seis euros.

¿Y si recargo fuera de casa?

Si no acometes la inversión, te quedan dos opciones: recargar en puntos gratuitos (suelen estar en hoteles, supermercados o empresas, pero no hay muchos) o emplear los de las gasolineras. Ahí, ciertamente, los precios son otros y dependen de la velocidad de recarga –a mayor potencia más coste- y de la ubicación de cada punto, ya que quien lo ha instalado, del mismo modo que sucede con una gasolinera, lo mantiene para ganar de dinero.

Los puntos públicos de recarga habilitados por administraciones cobran el kWh a no más de 0,50 euros y a no menos de veinte céntimos, lo que supone que cada recarga te saldrá por entre 8 y 20 euros. En las electrolineras, el precio oscila entre quince y ochenta céntimos, lo que hace que una recarga cueste entre 6 y 32 euros.

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