El precio de la gasolina y el diésel sigue su subida imparable. Según los datos del Boletín Petrolero de la UE, en la última semana de agosto y la primera de septiembre, la gasolina se encareció un 0,58%, llegando a unos desorbitados 1,731 euros por litro. Es la novena semana consecutiva de subidas. Y eso es lo más alto que ha llegado en todo el 2023. La última vez que estuvo tan alta fue a finales de julio del año pasado.
El diésel no se queda atrás. Este carburante también lleva nueve semanas consecutivas de subidas, con un encarecimiento del 0,62%, llegando a los 1,622 euros por litro. Desde principios de julio, el diésel se ha encarecido en un 12,8%. Son precios muy superiores a los que había antes del conflicto entre Rusia y Ucrania, cuando la gasolina estaba en los 1,594 euros por litro y el diésel en 1,479 euros.
Cabe decir que ambos carburantes todavía están lejos de los máximos que tocaron hace un año, cuando la gasolina llegó a los 2,141 euros y el diésel a 2,1 euros. No obstante, en esta ocasión no hay previsión de que se reactiven las ayudas. Todo lo contrario. En países como Francia, lo han descartado.
Con todo, llenar un depósito de 55 litros de gasolina cuesta ahora unos 95,21 euros, que son 8,3 euros más que el año pasado en la misma fecha, incluyendo el descuento de 20 céntimos por litro que teníamos hace un año, claro. Mientras que un depósito de diésel nos costará unos 89,21 euros, lo cual son 5,44 euros más que el año pasado.
La única noticia medio buena es que, a pesar de todo este desastre, en España el precio de la gasolina sin plomo de 95 sigue siendo más bajo que la media de la Unión Europea, que está en 1,835 euros por litro. Y lo mismo pasa con el diésel, que también está por debajo de la media de la UE, que es de 1,739 euros.