¿Cada cuánto hay que cambiar el líquido refrigerante del coche?
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Es un elemento imprescindible para el buen funcionamiento del coche
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Se encarga de mantener una temperatura óptima en el motor
Verano, Navidad o cualquier puente. Hay fechas que están marcadas en rojo y donde se suelen realizar muchos desplazamientos en coche. Sobre todo cuando llegan los fines de semana o esas fechas en las que un gran volumen de gente inicia o finaliza sus vacaciones. Y por eso es importante tener un buen control de nuestro vehículo. Cuanto más antiguo es, más necesario se hace llevar las revisiones al día y realizar alguna en los días previos a un desplazamiento largo.
En este sentido, uno de los elementos clave del motor de cualquier coche es el líquido refrigerante. Un inquilino del motor cuya presencia es imprescindible en verano y en invierno. Es el encargado de mantener una temperatura óptima en el motor, alrededor de los 90 grados centígrados. El líquido refrigerante es el encargado de absorber el calor excesivo del motor y enfriarlo cuando es necesario. Además, este líquido debe tener propiedades anticongelantes para garantizar su función incluso en los ambientes más gélidos.
El líquido refrigerante es imprescindible
En caso de no usar el líquido refrigerante apropiado nos arriesgamos a sufrir averías graves que pueden llegar incluso a gripar el motor. De hecho, este líquido también ayuda a evitar la corrosión de las piezas del motor o que estas sufran deformaciones.
En ocasiones puntuales podemos usar agua si se nos ha terminado. No obstante, esta debe ser siempre destilada para evitar acumulaciones de cal. Y no debemos usarla durante tiempo prolongado, dado que a los 100 grados se evapora y a los 0º se congela, con los riesgos que ello supone.
Los expertos recomiendan revisarlo cada 20.000 km y cambiarlo a los 40.000
Dicho esto, lo ideal es cambiar el líquido refrigerante cada 40.000 km o después de dos años, lo que primero suceda. Asimismo, los expertos recomiendan revisarlo cada 10.000-20.000 km para comprobar que no esté sucio o que se haya consumido demasiado.