España es uno de los países donde las rotondas tienen mayor presencia en nuestras carreteras y en nuestros núcleos urbanos. Concretamente, existen 80.000 rotondas en nuestras carreteras. Es una de las soluciones más recurridas a la hora de diseñar las vía con el objetivo de de aligerar el tráfico evitando el uso de semáforos.
Sin embargo, también es cierto que esta solución acarrea muchos problemas a los conductores. Sobre todo a los menos expertos. Es por eso que la Dirección General de Tráfico (DGT), la encargada de velar por la seguridad vial, está valorando implantar nuevas medidas de seguridad en el interior de las rotondas. Las llaman ‘turborotondas’.
Básicamente, estas ‘turborotondas’ se basan en las tradicionales, con la norma general de que el que está en ella tiene prioridad en vigor. No obstante, se diferencian del resto en que los carriles de su interior están limitados por líneas continuas, con discontinuas en las zonas de entradas y salidas permitidas. De hecho, es posible que ya las hayas visto algo parecido en alguna vía.
Las intenciones pasan por que los conductores no cambien de carril repentinamente o realicen maniobras peligrosas. Y que en caso de hacerlo, sean conscientes de que serán los culpables en caso de accidente.
“Las líneas continuas hacen posible esta conducción 'guiada' desde la entrada. El objetivo es mantener a cada vehículo 'encauzado' hacia su salida, evitando cruces de trayectorias y colisiones”, señalan desde la DGT.
Puede que esta medida no sea del todo eficaz. Sobre todo si los conductores no respetan las líneas continuas. No obstante, se presenta como una opción tan interesante que incluso desde Estados Unidos, un país donde las rotondas no son tendencia, ya están valorando en implantar este sistema en algunas de sus carreteras.