Las cifras que reflejan la dura realidad de Alfa Romeo

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Alfa Romeo no logra cubrir las exigencias de Stellantis y su futuro está en serio peligro
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Sus resultados son insuficientes para ser una marca rentable
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No necesitas un SUV alemán para tener un top, y este Alfa Romeo es el mejor ejemplo
Alfa Romeo vive una etapa decisiva. La histórica firma italiana, que durante décadas fue sinónimo de diseño y emoción al volante, atraviesa un momento de incertidumbre. Su supervivencia dentro de Stellantis depende de una única condición: ser rentable antes de 2030. Y, por ahora, el objetivo parece alejarse.
Aunque el Tonale ha sido un soplo de aire fresco, superando las 100.000 unidades vendidas, no basta para sostener la marca. El crecimiento en Europa, con un aumento del 33 % en el primer semestre de 2025, es positivo. Pero el total de 33.116 coches vendidos está lejos del volumen que exige una compañía global.

Alfa Romeo no remonta el vuelo
En Estados Unidos, la situación es aún más preocupante. Solo se han matriculado 3.164 vehículos en lo que va de año. Pese a los esfuerzos de marketing y presencia, modelos como el Stelvio y el Giulia no logran captar el interés del público norteamericano, donde Alfa lleva años intentando afianzarse sin éxito.
Los retrasos en el lanzamiento de las nuevas generaciones del Giulia y del Stelvio, ambos previstos como 100 % eléctricos, agravan el problema. Estaban llamados a liderar la transición energética de la marca, pero su ausencia está dejando a Alfa sin referencias claras durante demasiado tiempo.

A Stellantis se le acaba la paciencia
Mientras tanto, el Junior, su modelo más compacto y reciente, se convierte en el único lanzamiento relevante en este periodo crítico. Sus resultados iniciales son aceptables, pero insuficientes para revertir la tendencia general.
Stellantis confió en Alfa Romeo dándole una última oportunidad. Pero esa confianza no es ilimitada. Si la marca no logra consolidarse en el mercado con un plan claro, nuevos productos y mejores cifras, el futuro podría estar en juego. La realidad es cruda: sin volumen, sin rentabilidad y sin una gama sólida, Alfa Romeo se encamina hacia un final dramático. Y el tiempo corre en su contra.