Los ladrones se convierten en un problema para MG, BYD y compañía

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Los robos de coches chinos en el Reino Unido están batiendo récords
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Esta es la versión más interesante del MG 3
Comprar un vehículo chino en Europa empieza a ser una aventura con más riesgos de lo esperado. El atractivo de sus precios competitivos y de su rápido desembarco en el mercado se ve ensombrecido por un enemigo inesperado: los robos masivos. El fenómeno ha encendido las alarmas tanto entre consumidores como entre aseguradoras.
El foco se ha puesto especialmente en el Reino Unido, país con una de las tasas de sustracción de coches más altas del continente. Allí desaparece un vehículo cada cuatro minutos, y los modelos de MG, BYD o Xpeng han pasado en poco tiempo de ser la novedad exótica a convertirse en objetivos prioritarios de los delincuentes organizados.

MG, BYD, Xpeng… los coches chinos son los más fáciles de robar
La explicación es sencilla y preocupante. Con tal de mantener precios bajos, los fabricantes asiáticos han recurrido a un ahorro de costes extremo. Las cerraduras débiles, fabricadas con plásticos de poca resistencia, apenas suponen un obstáculo. Los tornillos de las ruedas, sin sistemas de bloqueo, se extraen con herramientas de uso común. Y lo más grave: muchos modelos carecen de alarma o inmovilizador electrónico.
El problema ha obligado a las aseguradoras británicas a introducir un test inédito: la “prueba de ataque”. Consiste en intentar abrir el coche en menos de dos minutos. Si resiste, obtiene cobertura. Si no, queda automáticamente fuera de la póliza. El dato evidencia hasta qué punto la vulnerabilidad de estos modelos se ha convertido en un dolor de cabeza para el sector.

Las marcas chinas empiezan a tomar medidas
Algunas marcas ya trabajan en soluciones. BYD ha anunciado la instalación de refuerzos metálicos en las puertas, mientras que Xpeng ha admitido fallos y promete mejoras rápidas. Se trata de ajustes relativamente simples, pero esenciales para recuperar la confianza del mercado europeo, donde la seguridad es un factor de compra decisivo.

La gran diferencia con los fabricantes occidentales es cultural. En China, los robos de coches son excepcionales, y por eso los sistemas antirrobo nunca fueron una prioridad. Sin embargo, en Europa las marcas locales llevan décadas perfeccionando software de detección, sensores de intrusión y bloqueos avanzados que hoy resultan imprescindibles. Además, el problema se agrava porque resulta sencillo trasladar los vehículos robados en contenedores marítimos hacia destinos como África, Emiratos Árabes o el Caribe.