El deterioro cognitivo y demencia que sufría María Teresa Campos desde hace meses

María Teresa Campos ha fallecido este martes a los 82 años. Desde el domingo pasado se encontraba ingresada por una "insuficiencia respiratoria aguda" en la Fundación Jiménez Díaz.

La periodista se retiró de la televisión en el 2021, aunque no fue hasta este verano, concretamente en junio, cuando su hija Terelu se sinceró en una entrevista concedida a María Patiño en el Deluxe y confirmó que "es evidente que mi madre tiene un deterioro cognitivo muy importante".

Desde el comienzo de siglo, el deterioro cognitivo y la demencia se han convertido en uno de los problemas de salud pública más importantes en los países desarrollados, según señala la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) en su Tratado de Geriatría para residentes.

El aumento de la esperanza de vida, y por ende, el envejecimiento de la población, son las causas principales que explican el incremento, tanto en su incidencia como en su prevalencia, que se está registrando en la última década.

La demencia es un deterioro cognitivo de mayor intensidad

Los expertos señalan una clara diferencia entre deterioro cognitivo leve y demencia. La Real Academia Nacional de Medicina de España señala que el deterioro cognitivo se adquiere "de manera progresiva por una lesión cerebral de cualquier etiología, en ausencia de delirio o de trastorno de la vigilancia y con la suficiente intensidad como para alterar el funcionamiento social, laboral o escolar del paciente".

Junto a este deterioro, las alteraciones afectivas, de la conducta, de la personalidad y del sueño suelen ir de la mano.

Para que dicho deterioro de las funciones cognitivas se considere demencia, además de la disfunción de la memoria, el paciente tiene que presentar dos alteraciones en, al menos, otras dos funciones simbólicas o superiores, tales como apraxia, agnosia o afasia.

En la práctica, la apraxia se traduce en la incapacidad para producir el movimiento correcto, bien sea espontáneamente o para manipular los objetos según su uso normal.

A su vez, la agnosia te incapacita para reconocer el significado de los estímulos, sean visuales, auditivos o táctiles. Y por último, la afasia, se define como una "alteración del lenguaje adquirido previamente de manera normal".

La evaluación del deterioro cognitivo es esencial para poder diferenciar los efectos propios del envejecimiento de los de la patología

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, señala la importancia de conocer las pérdidas cognitivas existentes en el envejecimiento normal para no confundirlas con el verdadero deterioro cognitivo.

Las modificaciones carentes de patología en el individuo anciano sano son:

• Efectos en la memoria de trabajo, episódica y de recuerdo libre, mientras que la memoria a corto plazo, el reconocimiento, recuerdo facilitado, memoria semántica, implícita y prospectiva se mantiene.
• Se deteriora la denominación y disminuye la fluencia verbal, pero se conserva la sintaxis y el léxico.
• La capacidad de resolver problemas y la velocidad de procesado de la información declinan con la edad.

Dicha sociedad indica que la evaluación clínica normalmente sólo se realiza cuando los pacientes o sus familiares se quejan de que este tiene pérdida de memoria.

Sin embargo, esta evaluación, es decir, un breve screening para detectar el deterioro cognitivo, debería realizarse regularmente a todos los pacientes ancianos.

El Alzheimer es la demencia más común en la población anciana occidental

"La demencia es un síndrome que puede ser causado por múltiples etiologías que, a veces, más aún en el paciente anciano, se interrelacionan", indica la SEGG.

Entre las demencias degenerativas primarias se encuentra el Alzheimer o el Parkinson. Por otro lado, también hay enfermedades vasculares que llevan consigo este deterioro cognitivo como un infarto o un hematoma cerebral, entre otros.

El tratado de la SEGG también distingue otro tipo de demencias secundarios por enfermedades infecciosas, psiquiátricas, consumo de sustancias tóxicas o consecuencias postraumáticas.

Todos los estudios sobre la prevalencia de la demencia concluyen que las tasas se incrementan con la edad

Existen más de cien estudios sobre la prevalencia de la demencia. Uno de ellos, "Frecuencia y distribución de las enfermedades de Alzheimer en Europa: un estudio colaborativo de los resultados de prevalencia de 1980-1990", recoge datos sobre seis países europeos.

Este obtiene una "prevalencia del 0,3% en el grupo de población entre 60-69 años, 3,2% entre 70-79 años y se llega al 10,8% en el grupo etario de más de 80 años. Las formas severas suponen alrededor del 4% del total de la distribución global".

Otro estudio, realizado en España -estudio Toledo-, "la prevalencia fue del 8%, aumentando con la edad, siendo del 1% en el grupo de 65-69 años, 3% en el de 70-74, 9% en el de 75-79, 16,5% en el de 80-84 y 23,5% en la población de más de 85 años".