No, posponer la alarma por la mañana no es tan perjudicial como se pensaba

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Facilita el despertar y disminuye los efectos de somnolencia
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Al dormir 30 minutos más obtuvieron mejores resultados cognitivos
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¿Es bueno echarse la siesta? Este es el tiempo que debe durar
Existen dos tipos de personas, los que se levantan con la primera alarma y los que la posponen varias veces hasta que consiguen hacerlo. Socialmente, está mejor visto pertenecer al primer grupo, pues hasta el momento se creía que las alarmas intermitentes eran perjudiciales para la salud, pero un estudio científico ha concluido que esta creencia no es del todo cierta.
Partiendo de la base de que se sabe realmente poco sobre el hecho de presionar la opción de posponer alarma cada mañana, un ensayo publicado en la revista 'Journal of Sleep Research' ha observado que este comportamiento "puede ayudar a aliviar la inercia del sueño, sin perturbar sustancialmente el sueño, en el caso de los cronotipos tardíos y de aquellos con somnolencia matutina".
Pros y contras de posponer la alarma
"Cuando nos despertamos, se elevan algunas hormonas que nos permiten iniciar el día", comienza explicando el Dr. David Callejo a sus seguidores de Instagram. Tradicionalmente, siempre se ha creído que "poner muchas alarmas, no despertarnos a la primera y volver a dormirnos podría conseguir que hiciéramos ciclos cortos de sueño y que esto alterase el sueño, las hormonas y nuestros ritmos circadianos y que al final acabásemos más cansados y con peor rendimiento a pesar de haber dormido unos minutillos más", contextualiza el mismo.
Y es que al acortar el sueño y hacerlo insuficiente se relaciona con una serie de factores de riesgo, como por ejemplo el deterioro cognitivo, sin embargo, tener un sueño más ligero antes de levantarse puede "facilitar el despertar y disminuir los efectos de somnolencia de la inercia del sueño, el período de transición del sueño a la vigilia caracterizado por un rendimiento deficiente y somnolencia", contrapone el estudio mencionado.
"Esto de posponer la alarma puede mejorar el rendimiento cognitivo sobre todo en las personas a las que las mañanas les cuesta", evidencia el Dr. Callejo refiriéndose a dicho ensayo, "y además, no empeora la calidad del sueño a largo plazo".

Treinta minutos más para los dormilones
Este hallazgo no significa que todas las personas deban empezar a posponer la alarma, sino que aquellas más dormilonas que se vean en la necesidad de hacerlo que no se preocupen porque este hábito no es tan perjudicial como se creía.
"Si bien los participantes se sintieron igualmente somnolientos al despertar en ambas condiciones, obtuvieron mejores resultados en tres de las cuatro pruebas cognitivas al despertarse por última vez cuando se les permitió dormir 30 minutos antes", matiza la investigación.
Además, una gran parte de los participantes vespertinos -aquellos que tienden a acostarse y levantarse tarde- eran adolescentes, cuestión que no es una casualidad, pues hasta la veintena el cronotipo suele ser más tardío, y por consiguiente, les resulta más difícil pasar del sueño a la vigilia.