Michael Jordan pierde más de 19 millones de dólares con la venta de su mansión en Chicago
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La mansión llevaba 12 años en el mercado
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Se ha logrado vender con un importante descuento
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Después de 12 años de intentos fallidos, Michael Jordan finalmente ha encontrado un comprador para su icónica mansión en Highland Park, Chicago. La propiedad, que salió al mercado por primera vez en 2012 con un precio inicial de 29 millones de dólares, ha cambiado de manos por 9,5 millones de dólares, un 67% menos de lo que el legendario jugador de baloncesto pedía originalmente.
Una venta complicada en un mercado inmobiliario difícil
La transacción de esta lujosa residencia refleja los retos del mercado inmobiliario de lujo en Chicago, donde incluso multimillonarios como Ken Griffin han tenido que vender propiedades con grandes rebajas.
Según expertos, la mansión de Jordan, diseñada a su gusto, ha sido difícil de comercializar debido a sus dimensiones colosales y características únicas que no encajan con las necesidades del comprador promedio. James Kutill, especialista en bienes raíces, explicó que “es un edificio muy especial tanto en tamaño como en su diseño, lo que hace complicado encontrar a alguien que pueda disfrutarla plenamente”.
Además, la ubicación de la propiedad tampoco jugaba a su favor. Situada detrás de otras casas, cerca de vías de tren y una reserva natural, el terreno no es fácilmente urbanizable, un detalle destacado por Bob Goldsborough, especialista del Chicago Tribune.
Una mansión que refleja el estilo de Michael Jordan
Construida en 1995, justo después de su primer retiro del baloncesto, la residencia de 2.973 metros cuadrados es un homenaje al estilo de vida y la pasión de Jordan por el deporte. Desde una cancha de baloncesto de tamaño reglamentario hasta un salón de puros y una pista de tenis, cada rincón de la propiedad refleja la grandeza del seis veces campeón de la NBA.
En su exterior, la puerta principal figura el emblemático número 23 de Jordan, un detalle que subraya su legado. Sin embargo, estos toques personales, junto con características extravagantes, como una bodega para 500 botellas, han hecho que la casa no sea práctica para compradores convencionales.