Malta tampoco olvida el 12-1 de España
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En el país con mayor densidad de población de la Unión Europea hay muchos recuerdos por kilómetro cuadrado. Así que pocos en Malta han olvidado a John Bonello, el portero del histórico 12-1 de España a Malta, incrustado en la memoria colectiva de los dos países pese a los años. Y van casi 34.
"Nos reímos de ello", explica a Efe Dominique, un hombre entrado en años que regenta una tienda de cromos en La Valeta, la capital de la pequeña isla mediterránea que este semestre luce engalanada por su presidencia de turno de la Unión Europea.
Como tantos de sus compatriotas, Dominique está convencido de que algo oscuro pasó para que su selección, un equipo curtido en derrotas, encajara aquel 21 de diciembre de 1983 la mayor goleada de su historia, un récord aún vigente.
"Dinero, dinero. Le compraron. Aquí es lo que dice la gente. Quizá no fue él, quizá fue la defensa. Pero... ¿12-1 habiendo metido Malta el primero?", masculla entre álbumes y reliquias futbolísticas.
No está claro si a Dominique le falla el olfato. Pero que le traiciona la memoria es un hecho, porque Malta no metió el primero. Señor empezó fallando un penalti, después Santillana adelantó a España en el minuto 15 y De Giorgio igualó para los malteses en el 24. El resultado al descanso era de 3-1.
Es ahí cuando empieza el runrún sobre los presuntos maletines, de los que siempre sospecharon en Holanda y sospechan aún en Malta: "El increíble resultado hizo que muchos levantaran las cejas, aunque nunca se probó ninguna irregularidad", recordaba The Times of Malta en el 33 aniversario del encuentro.
Dominique no tiene el cromo de Bonello (Msida, Malta, 1958), uno de los mejores guardametas de un país de unos 425.000 habitantes, es decir, menos del 1 % de los 46 millones de España.
"Puedes encontrar su foto en internet", dice sobre el que pone cara a un partido inverosímil, para lamento de Holanda, que era primera de grupo y le bastaba que España no ganara por más de 11 goles en el Benito Villamarín de Sevilla para clasificarse para la Eurocopa de Francia'84.
Pero aquella España, que intentaba consolidar su tierna democracia y que aún no había ingresado en la Unión Europea, obró el milagro. Con Camacho de capitán marcaron Santillana (4), Rincón (4), Maceda (2), Sarabia (1) y, en el minuto 88, Señor (1), cuyo nombre todavía resuena en la voz de José Ángel de la Casa, que narró el partido para TVE.
"Si no existe ningún trasfondo, si este resultado solamente es producto del juego español, ciertamente es para felicitar al equipo", dijo en aquella retransmisión el periodista.
Bonello, que jugó durante toda su carrera en el Hibernians Paola maltés (1976-1993), salvo por la temporada 1980/81 que militó en el SC Herford de la segunda división alemana, tenía entonces 25 años.
En la previa del duelo había dicho que no volvería a su país si le marcaran once goles. Pero volvió. Y tras retirarse como jugador trabajó durante años en su federación como entrenador de porteros.
"Todo el mundo le conoce. Era bueno, pero le gustaba el dinero. Una vez hizo un anuncio de cerveza en España y salió en las noticias en Malta", comenta Mario, que vende camisetas de fútbol en una calle turística, sobre la campaña de publicidad que el portero rodó en 2006, parodiándose a sí mismo para la marca de cerveza Amstel.
Bonello lució 29 veces la camiseta internacional de Malta, la última en 1987, cuando encajó un 5-0 de contra Italia en la fase de clasificación para la Eurocopa de 1988. Pero la de España fue su peor noche y Bonello prefiere no hurgar en la herida.
Su hijo Henry, que ejerce de intermediario, es portero del Birkirkara maltés y suplente de su selección, que ocupa actualmente el último puesto del Grupo F de clasificación para el Mundial de Rusia 2018, con cinco derrotas en cinco partidos y dos goles a favor y dos en contra.
"Han pasado más de 30 años desde aquel partido. ¿Podéis superarlo? (...). Él ya tuvo suficiente", dice el joven, de 27 años, sobre un encuentro que se disputó cuando Henry Bonello todavía no había nacido y que le valió a España el billete para la Eurocopa de Francia de 1984.
La selección española terminó siendo subcampeona en el torneo, tras perder por 2-0 contra la anfitriona en aquel partido en que, quizá por justicia poética hacia el guardameta maltés, a Arconada se le escapó por debajo del brazo un lanzamiento de falta de Platini en el Parque de los Príncipes de París. Tuvieron que pasar 24 años para que España levantara una Eurocopa, en 2008 en el Ernst Happel Stadion de Viena.