Los fichajes y la propensión al optimismo condenaron a Torrecilla
La escasa aportación de su docena de fichajes, dos entrenadores fallidos -el uruguayo Gustavo Poyet y Víctor Sánchez- y una marcada propensión al optimismo sobre los objetivos han marcado el fugaz paso de Miguel Montes Torrecilla por la dirección deportiva del Betis y finalmente han propiciado su salida.Carlos del Barco
Torrecilla, quien hoy ha abandonado el Betis para convertirse en el nuevo director deportivo del Sporting de Gijón, llegó en mayo de 2016 para suplir a Eduardo Maciá como director deportivo; y lo hizo con el mandato y el objetivo de superar la décima plaza de la temporada anterior, algo que no se cuestionó en ningún momento.
"Todo lo que no sea que el Betis esté entre los diez primeros sería para tirar de las orejas" a los responsables técnicos, afirmó recién llegado Torrecilla, quien pronto se puso manos a la obra y le entregó la responsabilidad del banquillo bético a un debutante en la Primera española, el uruguayo Gustavo Poyet.
Los fichajes fueron llegando hasta el número de doce, pero ni Poyet conectó con la grada, ni los resultados respondían a las expectativas, por lo que en la undécima jornada el uruguayo, a quien había calificado de "líder", fue destituido y sustituido por Víctor Sánchez, quien tampoco hizo que el proyecto levantara el vuelo.
De las incorporaciones de Torrecilla, solo el internacional danés Riza Durmisi ha respondido hasta el punto de revalorizarse por su notable temporada y, a bastante distancia, se encuentran Rubén Pardo, quien llegó cedido por la Real Sociedad en el mercado de invierno; y un escalón por debajo, el serbio Darko Brasanac.
El Betis, que ha quedado a decimoquinta posición con 39 puntos, a quince del objetivo incuestionable del décimo, deambuló por la Liga hasta que los ridículos ante el Alavés en casa (1-4) y ante el Leganés en Butarque (4-0) propiciaron que Víctor fuera destituido y que el banquillo bético lo ocupara Alexis Trujillo, hombre de la casa.
Además del rumbo liguero, a Torrecilla le pesaron sobremanera sus diagnósticos sobre la situación del equipo y sus interpretaciones optimistas sobre el centro del campo bético, que llegó a definir como uno de los mejores de la Liga después del de los grandes; y su concepto sobre las sensaciones.
En una comparecencia para hacer balance del segundo tercio de la campaña, el técnico antepuso a los resultados "las buenas sensaciones" que le transmitía el equipo salvo en partidos puntuales, como la derrota en Granada o la segunda parte del derbi ante el Sevilla en el Villamarín.
Al centro del campo se le unió en ese momento el asunto de las sensaciones y, posteriormente, el que ratificara a Víctor Sánchez como entrenador para la próxima temporada cuando los resultados no acompañaban, tan es así que su afirmación quedó en agua de borrajas a falta de dos jornadas para el final de la competición.
El detonante, sin embargo, de la salida de Miguel Montes Torrecilla de la dirección deportiva del Betis fue la llegada con plenos poderes como vicepresidente deportivo de la entidad de Lorenzo Serra Ferrer, lo que por la vía de los hechos dejaba vacío de contenido el puesto del técnico salmantino.
Pese a que la llegada del balear, hace poco más de dos semanas, no supuso una decisión inmediata por parte de la directiva bética, la contratación de Quique Setién como entrenador escenificó que Torrecilla se había quedado sin sitio, tal y como ha afirmado hoy a los medios del club el presidente bético, Ángel Haro.
"Miguel no estaba cómodo en la situación en la que estaba, era algo que venía arrastrando desde hacía algún tiempo. Solo había que verlo anímicamente, había perdido 12 o 13 kilos. Era algo palpable. A partir de ahí, lo que hemos hecho es darle una salida, la más digna teniendo en cuenta cómo se ha portado y con la generosidad con la que ha actuado", señaló Haro.
En este sentido, el presidente bético ha señalado que el ya director deportivo del Sporting "no se ha agarrado a un contrato" y, por tanto, "no ha habido finiquito", lo que le agradeció por lo difícil que es ello en el mundo del fútbol e ilustró con un "chapó por Miguel".
Entre otros asuntos, Haro ha destacado el legado que deja Torrecilla en el Betis, "una forma de proceder que queda en el club, unos filtros sobre jugadores y un método de trabajo" donde "hubiera siempre un reporte detrás de cualquier tipo de fichaje" con el que se pretende continuar.