Cartagena y la ilusión de volver a soñar

Un sueño no se hace realidad por arte de magia, pues se necesita sudar, determinación y trabajo duro para conseguirlo. Eso es lo que busca en el presente curso el Fútbol Club Cartagena, un histórico de incontables denominaciones al que le ha tocado bajar a los infiernos tras casi alcanzar la gloria, un objetivo que ahora vuelve a estar al alcance del Efesé.

Apenas cabe remontarse ocho temporadas para vislumbrar aquel equipo que maravilló a todo un país, un humilde de 14 años de vida que a punto estuvo de dar la campanada en la temporada que debutó en la división de plata, donde pudo alcanzar la gloria de la primera división. Un equipo que no conoció la derrota hasta la duodécima jornada y que llegó a cinco fechas para el final en puestos de ascenso, consolidado como la revelación del año.
Una plantilla a las órdenes de un reivindicado Juan Ignacio Martínez y con históricos como Cygan, De Lucas, Clavero, Víctor o Toché, que anotó 19 goles, que a punto estuvo de alcanzar el ascenso de no haberse desinflado en el tramo final pero que dista mucho de los que pasaron por allí en los años posteriores.
No obstante y casi una década después, el conjunto albinegro ha logrado encontrar la ansiada estabilidad para así poder luchar por volver a la división de plata. Con un estilo atractivo y una renovada manera de ver el fútbol, el Cartagena ha logrado en el presente curso hacerse con la primera plaza del Grupo IV, por encima de históricos como Real Murcia, Recreativo de Huelva o Marbella.
Los aladroques no quieren repetir la suerte del pasado curso, cuando cayeron en los play off frente al filial del FC Barcelona, pese a eliminar previamente al Alcoyano, y este año se han agarrado a la primera posición para buscar el ansiado ascenso por la vía rápida. Con una política de fichajes a coste cero y refuerzos experimentados en la categoría, los de Alberto Jiménez Monteagudo alzarse como los mejores del grupo y pasar por encima de sus rivales.
Un estado de forma motivado por el cerrojo de Pau Ribas, la solidez de Jesús Álvaro, la experiencia de Chavero, la sensacional habilidad goleadora de Rubén Cruz o la infalible participación de Aketxe. Todo ello acompañado de una de las aficiones más fieles del panorama nacional que hacen del Cartagonova uno de los estadios con más solera del país. 
La última piedra en el camino, el Rayo Majadahonda. Una última criba para avivar una ilusión que por más veces que haya sido alanceada, nunca han logrado marchitar. El objetivo de volver a soñar con el fútbol profesional, con el olor a plata, con la categoría de la que nunca deberían haber salido.