Más de 30.000 personas arroparon al Real Valladolid y festejaron el ascenso
Valladolid, 17 jun .- Más de 30.000 personas, según fuentes de la Policía Municipal, arroparon este domingo al Real Valladolid, durante la celebración del ansiado ascenso tras cuatro años "en el infierno" de Segunda división, que permitió a la plantilla, cuerpo técnico y directivos del club, darse un auténtico baño de masas.
La fiesta comenzó ya el sábado y se extendió durante todo el domingo, con la recepción a los "héroes" de la ciudad, en el Ayuntamiento vallisoletano y en la Diputación Provincial, por la mañana y, ya en la jornada vespertina, con una fiesta que se trasladó al río Pisuerga y a las calles más céntricas de Valladolid.
Desde la cubierta del barco Leyenda del Pisuerga, la plantilla blanquivioleta navegó al ritmo marcado por las naves que acompañaban a la comitiva con salvas que iban anunciando el paso del barco con los protagonistas indiscutibles del fin de semana, y por los cánticos de los vallisoletanos que se apostaron en puentes y en la ribera del río para acompañarles.
Con un pequeño retraso, algo normal en estos casos, en los que la alegría desbordada impide controlar el tiempo, el Real Valladolid llegó a la Playa de las Moreras, donde fueron recibidos por más aficionados, para subirse a un autobús descubierto con el que recorrieron el centro de la ciudad.
Familias enteras, con los niños como principales protagonistas, disfrutaron, ataviados con la correspondiente equipación blanquivioleta, con bufandas, banderas, gorras, mochilas, y todo lo que mostrara el orgullo de pertenecer a una ciudad de "Primera", del paseo de sus ídolos.
El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, junto al concejal de Deportes, Alberto Bustos, les esperaron en la Plaza Zorrilla, en el escenario montado para el evento, al lado de una masa enfervorecida, feliz y ávida de fiesta, que fue calentando el ambiente con gritos de "Pucela es de Primera" o "Adiós a Segunda, adiós".
Pero también hubo una entrañable dedicatoria al Numancia, el equipo amigo, pero rival en la final del playoff, que se quedó sin ascenso al perder con el Real Valladolid, en lo que fue un duelo fratricida, ya que ambas ciudades, y ambas aficiones, comparten un gran "feeling" desde siempre.
La plantilla blanquivioleta fue recibida con el himno del equipo cantado "a capella" por los aficionados congregados en la Acera de Recoletos, y uno a uno recibieron los halagos pertinentes, especialmente, el "pichichi" del equipo, Jaime Mata, al que pidieron al unísono que se "quedara" en Valladolid.
Precisamente esta petición, que fue repetida en varias ocasiones, cortó el discurso del alcalde, quien agradeció a la plantilla, al cuerpo técnico y al presidente, Carlos Suárez, el trabajo realizado durante la temporada para conseguir que Valladolid "vuelva a ser un equipo de Primera".
En el caso de Carlos Suárez, recordó que, cuando llegó, "el Real Valladolid tenía una deuda de más de 80 millones de euros que, el próximo año, ya va a desaparecer", y apeló al sentimiento al asegurar que, el hecho de que el equipo esté en Primera "es importante porque ha devuelto la alegría a mucha gente, y eso no tiene precio", apostilló.
La fiesta fue culminada con el anuncio del alcalde de que la ciudad tendrá una calle dedicada al Real Valladolid, que se aprobará en decreto el miércoles, día en el que el club cumplirá 90 años, y que el estadio José Zorrilla será "remodelado" en condiciones, puesto que se construyó en 1982 y "precisa cambios".