Un sueño Metropolitano
Metrópoli: ciudad de una gran extensión y con muchos habitantes. Sueño: cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse. El Tottenham tras una increíble hazaña, tras un increíble milagro, eliminó al Ajax en el 95'. El equipo holandés, entre lágrimas, se despide del sueño de toda una afición. Lucas Moura, que anotó tres tantos, ha cumplido el sueño de toda una ciudad y una afición.
El sueño de toda una generación estará en juego en el Metropolitano.
Capítulo 1: la ilusión. Por encima del dinero y los números, la ilusión. Apenas 5' le bastaron al Ajax para anotarle el primero al Tottenham. Inexplicablemente, en la primera jugada ensayada de los holandeses, como si el marcador no hubiese tenido tiempo para bajar a su área, Trippier sería el encargado de coger la marca de De Ligt. El resultado de dicha ecuación ya lo conocemos: primer gol holandés y delirio en las gradas.
El central, tras dejar en el camino al inglés, saltó absolutamente solo dentro del área y con la potencia y el poderío de un hombre de 35 años oculto en el cuerpo de un joven de 18, mandó el balón a la red.
De Ligt, De Jong y Ziyech celebrando el primer tanto (Foto: UCL).
Pochettino intentaba reaccionar. Son, Delle Alli, Eriksen y Lucas Moura eran los encargados de amenazar a Onana, pero el meta lo paraba todo. Absolutamente todo. Ni por arriba, ni a un lado, ni a otro. Y sino, ahí estaba la madera.
Apenas había comenzado la historia.
Capítulo 2: la responsabilidad. Cuando apenas faltaban 10' para el final de la primera mitad, un contragolpe de locura, un verso torcido dentro de la poesía del toque que representa este equipo, acabaría en gol. Tadic la dejaría atrás y Ziyech pondría el segundo. Frótense los ojos, la final estaba a un paso, la final exigía un máximo de responsabilidad para la segunda mitad. Pero los héroes no siempre llevan capa, los héroes también llevan botas.
Bendito sea el fútbol, bendita sea la Champions.
Capitulo 3: la Fe. La historia nunca la escriben los cobardes. Pochettino, el hombre que dirigió el milagro vivido hace unas semanas para eliminar al todopoderoso City con el mismísimo Fernando Llorente como delantero, no estaba dispuesto a tirar la toalla.
Imaginen cómo debió ser esa charla al descanso. Imaginen las razones que expuso el argentino para que su equipo, que parecía muerto, tuviese Fe, tuviese valentía y consiguiese empatar el encuentro en 5'. Lucas Moura quería su billete a Madrid. Lucas Moura quería ser el héroe de todos los pequeños que miraban la televisión.
El primero, todo potencia. Superó a todos, se aprovechó de una geniliad de Delle Alli y superó a Onana con la izquierda desde dentro del área. El segundo, todo ingenio. Tras un grosero error de Onana, amagó una y mil veces, se marchó de todos y anotó a placer. Quedaban 40', quedaba una vida para rezar, llorar y cantar. Y para creer.
Lucas Moura celebrando uno de sus tantos (Foto: UCL).
Capítulo 4: el desenlace. Como el buen vino. Así era el partido; minuto que pasaba, minuto que mejoraba. Intensidad, tensión, pasión y muchos nervios. Cada centímetro contaba, cada toque marcaba la diferencia. Y la madera volvía a escena. El buen catador sabía cuándo debía probar el vino.
Primero fue Ziyech. Quedaban 10' y el delantero se sacaba un precioso disparo que sólo el palo de Lloris escupía ante los gritos de los presentes. Después fue Vertonghen, que con un increíble cabezazo mandaría la pelota al larguero ante el suspiro de los de rojo y blanco.
Se añadieron cinco. Todo parecía terminado, todo parecía finalizado, pero apareció Lucas Moura. Él quería su billete, él quería estar en Madrid. Y con la ilusión, la fuerza y el ímpetu de todo un país, mandó el balón a la red.
Y la película terminó.
El que escribe, el que lee, el que estuvo en el estadio, el que estuvo en su sofá acompañado de aperitivos y refrescos, el que estuvo ante su radio escuchando el partido. En todo el mundo, en cualquier rincón. Todos hemos sido espectadores de uno de los encuentros más emocionantes de la historia de la Champions.
Mi padre me habló de Cruyff. Mis hijos me escucharán hablar de De Ligt, De Jong, Ziyech, Tadic, Lucas Moura, Eriksen, Delle Alli y Mauricio Pochettino. Lo merecen por encima de todo, incluso del resultado.
Bendito sea el fútbol, bendita sea la Champions League.
Disfruten de la finalísima que resta.
