Kike Sola marca los tiempos de su lesión con su entereza habitual
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Kike Sola se afana en recortar los plazos para volver a vestirse de corto. Su rotura muscular le devolvió a talleres a principios de marzo, y se espera que antes de mediados de abril retorne a los terrenos. El navarro, corajudo, está muy centrado, y con la moral intacta; ya ha superado otros procesos mucho más delicados.
El ariete de Cascante va limando su rotura en la parte posterior del muslo, en la que apareció un edema. Pendiente de algunas pruebas complementarias, el 9 rojiblanco fortalece la zona para no perder masa muscular, de momento en un trabajo de gimnasio. Un contratiempo que surgió tras cuatro meses en cocheras por un fuerte golpe en un gemelo, que derivo en rotura, y una recaída, más un par de semanas por un pinchazo muscular.
El delantero navarro, que fue titular ante el Betis, cuajando una notable primera mitad, no disputó sin embargo ni un solo minuto ante el Granada, última cita antes de este paréntesis en la enfermería. Ya en su época en Osasuna salió airoso de lesiones más graves; es un hombre metódico y se cuida como pocos. Anhela recuperar la chispa.
Sola se retiró de la sesión preparatoria del pasado 1 de marzo, previa al Granada, cojeando, aquejado de fuertes molestias en la parte posterior del muslo izquierdo, justo en la inserción del músculo isquiotibial con el glúteo. En una acción en la que se resbaló al ir a recoger un balón. De inmediato se echó la mano al muslo con un claro gesto de dolor. Entre tantas contingencias, ha disputado cinco partidos de Liga y cuatro de Copa, con un gol en El Sadar. Ahora es, junto a Ibai Gómez, el único lesionado del equipo de Valverde que no puede entrar en la lista para El Madrigal.