Tablas cantadas en la despedida de San Mamés
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Valverde: "Es una pena no acabar ganando en casa"
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Arrasate: "La sensación es la de haber estado cerca de ganar"
Asís Martín IISi un equipo es mejor, diga lo que diga Ansotegi, pero el otro se juega más en el envite es fácil que la cosa acabe en empate. No pudo pasar de las tablas el Athletic en el primer derbi de la historia en el nuevo campo de San Mamés, que servía además para despedir la campaña de la vuelta a la Champions en Bilbao. Iker Muniain e Imanol Agirretxe anotaban los goles en una tarde que fue de menos a más en juego y emoción, y en la que el colegiado anulaba erróneamente un gol claramente legal de Aymeric Laporte.
Ya decía Iturraspe que un derbi "siempre te mantiene tenso", por mucho que tu objetivo esté atado y bien atado. En este caso lo está, sin duda, pero Valverde se lo tomó en serio y sacó al once de gala con la excepción de Aduriz, el pichichi del equipo, que está a punto de pasar por el quirófano. Más sorpresa fue no ver a Griezmann (que marcó en los tres últimos derbis) en el once txuriurdin de entrada.
Lo que no es tan fácil es entrar en la cabeza de tus hombres para hacerles pisar el acelerador, más si cabe viendo el mensaje de que tu estrella no entra en convocatoria para operarse y ganar tiempo. Luego hay que aplicarlo. A nadie se le escapa que Toquero sea tu única referencia ofensiva (sin Aduriz, Sola, Ibai ni Guillermo) tampoco ayuda. El equipo rojiblanco, que no marcaba en todos los partidos de una Liga como local desde la temporada 85-86, queda ahora a un punto de los 70 y un partido por jugar.
No hacía frío en Bilbao, pero hay que agradecer que pese al siestón vivído el campo lucía tremendo con las 35.000 bufandas rojiblancas repartidas por una firma en su estrategia 'ovejuna'. Y también quedó claro que Ion Ansotegi no estuvo certero al declarar que la Real tiene más calidad, porque jugando, como mucho, al tran-tran los vizcaínos tuvieron las mejores ocasiones del partido.
Tras mirar con aprobación ese fondo que va subiendo cada día hasta la extinción definitiva de la lona, y ver el agradecimiento de la plantilla -vía pancarta- a la afición, se definieron los roles en apenas minutos. El Athletic -en teoría- tocaba y presionaba arriba, mientras que los guipuzcoanos apostaban por la contra y la velocidad de sus puntas. A lo que añadía un plus de necesidad.
Su tensión competitiva era muy superior por lo que enseguida dio varios sustos por medio de Carlos Vela y forzó algunos córners ante unos leones pasivos como los de un zoo, tal vez hasta dormidos además por jugar por fin un domingo a una hora 'reglamentaria'. Así a bote pronto les costó casi 14 minutos chutar, con un tiro flojo de Mikel Rico, que por cierto llevaba bastantes jornadas sin acercarse por el área rival.
La grada pedía un poco más a sus héroes, una vuelta de tuerca para que se pasara del modo pachanga al derbi en estado puro, y su aliento iba a ser el que hiciera puntualmente de despertador. Herrera y Muniain se pusieron a ello, abriendo el campo por las alas generando nuevas ocasiones, en este caso para Mikel San José, y otra de Ander, pasando a detentar un dominio más claro del encuentro.
Pero era una película que en su primera media hora discurría sin llegar a enganchar. El ritmo era pastoso, salvado por chispazos muy contados, como cuando sale y pía el reloj de cuco.
Así fue cuando los visitantes con escaso esfuerzo casi abren el marcador en una falta lateral que Iraizoz tuvo que solventar con una doble intervención ante la pasividad de su defensa. Claro que peor fue la cara que se nos quedó con la que falló Toquero en el 37', cuando Susaeta le regaló su primer gol en Liga en más de dos años e incomprensiblemente el de Ariznabarra, que no se sabe donde empezará el próximo curso, último de contrato, la echó fuera.
No hubo forma de ver goles a la hora de ir al descanso en un acto que tuvo su mejor espectáculo en la grada que no en el césped. A la vuelta los txuriurdines volvieron a enfundarse el buzo de equipo que se juega algo, y estuvieron en un tris de castigar una tonta pérdida de Muniain. Le llegó tanto la bronca de Valverde desde la banda que al instante Bart iba a anotar el 1-0 con un tirazo que incluyó además un robo y un caño en su cuenta individual. Fue su séptimo tanto del curso elevando aún más su plusmarca personal.
Ese gol, lógicamente, tenía que dinamizar la segunda parte. Por fin el Athletic realizó varias combinaciones preciosistas que arrancaron el aplauso de un campo entregado y que obligaron a Arrasate a tirar de sus killers. El en su día fugado de Lezama Agirretxe saltó al verde por delante del riojano Rubén Pardo y Griezmann, quitando el de Berriatua incluso a un defensa como De la Bella. Una estrategia acertada porque Agirretxe nada más entrar iba a coger la espalda a los centrales y a batir a Iraizoz en un uno contra uno.
Entrando el choque en su momento más entretenido a Del Cerro Grande le dio por anular un gol absolutamente legal de Aymeric Laporte por una falta 'en ataque' que sólo existió en la imaginación del trencilla madrileño. Su empujón debió ser impelido con la fuerza mental, como los jedis levantan naves o como Uri Geller doblaba cucharillas. De traca. Fue de lo poco más que daba de sí la cosa, salvo el susto de Susaeta que se tuvo que ir entre dolores en el hombro izquierdo para permitir la entrada de Albizua, o un remate de Griezmann de cabeza que atajaba Gorka y fue la última ocasión de la tarde. Así acabó la cosa, en empate. Ya sólo queda la visita al estadio de los Juegos del Mediterráneo de Almería el próximo domingo (18:00) para dar por zanjada una campaña maravillosa.