El Athletic se hunde en la depresión del otoño bielorruso
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Mensaje de Valverde al vestuario: "Somos mucho peores que hace unos días y no puede ser"
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Aduriz: "Hemos estado francamente mal, nos han superado en todo"
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Guerrero: "En el partido idóneo para recuperar sensaciones ha pasado todo lo contrario"
En vez del 'Welcome to the jungle' de Guns and Roses en el calentamiento del Borisov Arena debieron poner 'Highway to Hell' de ACDC, porque es difícil definir un infierno mayor que el deparado por el Athletic Club en su segundo partido en el Grupo H de Champions League. Ni siquiera un gol milagroso de Aduriz al borde del descanso ha impedido perder la condición de invícto ante un BATE que venía de comerse un 6-0 pero que ha sido mejor y al que se le ha quedado corto el (2-1).
Los leones acumulan seis partidos sin ganar y comienzan a temblar sus opciones de pasar a octavos. En el otro choque el Shakhtar empataba (2-2) con el Oporto, que sigue líder con cuatro puntos, por tres de ucranios y lusos, siendo los nuestros colistas con uno. No había ganado nunca el BATE a un equipo de la Liga, pero seguramente nunca lo tuvo tan fácil ante un rival desnortado, anímica y futbolísticamente hecho jirones. Se impone una honda reflexión antes de ir al Bernabéu porque no funcionan los titulares, los suplentes, ni las pruebas del técnico. Es irreconocible este Athletic.
Hoy algo había que cambiar para ver si por fin se daba con la melodía. El técnico apostó por mantener a Iraola, que debutaba en Champions en su partido oficial 480, y dar entrada en el once a Beñat, a Mikel San José e Ibai. Por parte local parecido. Yermakovich sacó una alineación sorprendente, pagando algunos de sus hombres el 'set' en Portugal más los inhabituales tres partidos de liga bielorrusa sin ganar. A él le salió bien.
Había tanto que arreglar que se esperaba que al menos los leones salieran cabreados, con idea de mantener la pelota, favorecidos por un rival que a diferencia de la Liga no se mata en presionar. Pues nada, ni por espejismo. El tema, que diría el difunto Luis Aragonés, es que al equipo le falta calma, ser preciso y eso le hace perder balones de forma atolondrada aunque corra y domine. Porque la única preocupación que surgía en el primer cuarto de hora fue un leñazo a Iraizoz en el costado, el respeto parecía ser la norma de conducta de ambos conjuntos.
Pero eso no podía seguir así. Los locales comenzaron a salir en velocidad buscando la banda izquierda bilbaína, que jugaba con una defensa adelantada y empezó a ser achuchada aunque fuera a trompicones. Pero al menos ellos ponían la pelota en el área, a menudo, y se acabó pagando en un balón parado que puso ya el choque cuesta arriba. Polyakov al saque de un córner, tal vez erróneo, remataba a placer después de que Signevich, omnipresente, la prolongara rompiendo el marcaje zonal. La peor noticia posible para un conjunto que está cabizbajo es empezar perdiendo tras un error coral. Ahí ya se abrió el pasaje del terror.
Porque el equipo de Valverde, con Rico hoy como primer mediapunta, mantenía sus problemas de suministro (ya reiterativos). Por ejemplo el primer tiro (de Beñat) tardó 26 minutos en llegar y fue muy desviado; a lo que se unía la estrategia bielorrusa, cada saque de esquina llevaba un murmullo antes las dificultades para despejar. El de Viandar, que no podía ocultar su zozobra, no tuvo reparo en poner a calentar a varios jugadores desde la mitad del primer periodo, cuando vio que el gigantón Signevich le pegó un poste tras un boleón que congeló hasta el aceite del avión de vuelta.
Aduriz paladín de la amatxo de Begoña
Se mascaba la debacle. Algo que no es extraño si la circulación es a paso de caracol, no se levanta los centros un palmo y hasta se pierde la agresividad defensiva. Así con cara de pasmo en el 40' llegaba el 2-0 con un tanto de Karnitski de rebote en Iraola que hizo al Txingurri quitarse la chaqueta y llevarse las manos a la cabeza. Cuando las cosas van mal todo se hunde, hasta la vergüenza, pero afortunadamente hay una amatxo que siempre está ahí... o mejor dicho un delantero milagroso. A un minuto del descanso Aduriz sacaba oro negro del primer balón que se le pudo poner (Muniain) y batió a Chernik a la media vuelta. ¡Que respiro! El 2-1 era una bendición porque se había estado en el alambre ante la ¿cenicienta del grupo?
Al regreso al césped entraban en cancha De Marcos, como media punta (¡ya iban 7!) a lo Bielsa para meter físico y carreras al ataque, y Susaeta, en su zona habitual, por un Ibai empeñado en quedar como revulsivo desperdiciando cada oportunidad que tiene como titular, y por un Rico que está en un socavón desde que se le ha exigido 'jugarla'.
Ya van ocho mediapuntas probados en un mes y medio
Pero la cosa tampoco funcionó porque el BATE siguió percutiendo sin piedad buscando hasta goles olímpicos, en saques de banda, o en contras con un Signevich que se presentó de nuevo solo ante Gorka, que un día más empezaba a ser el mejor con Laporte. Y eso perdiendo. Era como para apagar la TV.
Las únicas llegadas eran bielorrusas, lógico con hombres claves totalmente desaparecidos como Iturraspe, Iraola o Muniain, con lo que el tercer gol de los de Yermakovich era la tendencia más barata en todas las casas de apuestas. El despropósito era de proporciones bíblicas, sin apretar, sin llegar, sin fe... Tan solo el escaso nivel del BATE evitaba la goleada, perdonando Signevich otro gol en el 69' encañonando sin precisión a un acertado Iraizoz en su salida.
Se veía todo tan negro que hasta Toquero, que solo había jugado el descuento en Vallecas hasta ahora, tuvo su gloria en CL al entrar por Iraola, pasando De Marcos al lateral y marchando el de Ariznabarra a la media punta. ¡Y van 8 probados! El de Laguardia por fin pudo poner un buen balón saldado con córner tras un gran disparo de Susaeta, también llegó un remate fuera de Laporte o un buen tiro de Toquero. Los minutos finales a la desesperada fueron los mejores para un Athletic doliente al que encima le esperan 3000 kilómetros de vuelta para entrenar mañana en Lezama y ponerse a pensar en la visita al Bernabéu antes del parón hasta el día 18. Ayy ama...