Aduriz, único superviviente del último derbi de Mendizorroza

Mucho ha llovido desde el último derbi que enfrentó al Athletic Club y Deportivo Alavés en Mendizorroza. Nada menos que 11 años. Fue el 2 de abril de 2006, con resultado de empate a cero, y de los 16 jugadores que saltaron al césped aquel día, sólo uno jugará el choque de este domingo: el incombustible Aritz Aduriz.

El ariete rojiblanco había regresado en diciembre de 2005 al Athletic Club desde el Valladolid, donde había triunfado con 14 goles en su primera temporada y seis en la mitad de la segunda campaña. El club presidido entonces por Fernando Lamikiz y entrenado por Javier Clemente estaba pasando grandes apuros para mantener la categoría y optó por fichar al delantero guipuzcoano, lo que supuso un desembolso de 3 millones de euros. La apuesta salió redonda porque Aduriz demostró enseguida su olfato goleador y en sus primeros 13 encuentros había anotados seis goles, erigiéndose en máximo goleador del equipo bilbaíno.
Sin embargo, Aduriz no guarda buen recuerdo de aquella última visita a Mendizorroza. El donostiarra formaba en el once titular de aquel encuentro, junto a Lafuente, Expósito, Ustaritz, Gurpegui, Luis Prieto, Casas, Murillo, Orbaiz, Iraola y Etxeberria, pero apenas duró 12 minutos sobre el campo. "Intentaba rematar un centro que venía de la banda, de Unai (Expósito), forcejeando con Costanzo, y es cuando perdí el equilibrio, agarrado un poco, y me choqué contra el portero. Sentí un golpe en el muslo y un dolor fuerte en la rodilla. En ese momento sólo piensas que es un golpe y que te pongan un poco de frío para entrar en el campo cuanto antes. Pero luego, noté que no tenía estable la rodilla, que se me iba, y sentí que no podía seguir", relataba tras el partido.
El diagnóstico: una distensión proximal del ligamento lateral interno de la rodilla derecha que iba a mantenerle de baja cuatro semanas. Regresó al equipo en la jornada 35, con motivo de la visita al Betis. Fue su último partido de la temporada. El donostiarra sufrió un golpe en la misma rodilla y ya no volvió a reaparecer hasta el siguiente curso.