Martirio en el Coliseo

Luego de supuestos partidos de fútbol como el Getafe-Athletic, que me trae, que me sigue trayendo, por la calle de la amargura, comenzaré por mostrar mi profunda admiración a tod@s aquell@s  periodistas y opinador@s que son capaces de llenar el espacio que ElDesmarque Bizkaia les asigna a fin de que el primer encuentro de la primera vuelta de la Liga Santander no caiga en saco roto y si te he visto, Athletic, no me acuerdo.

En lo que a uno respecta, que quieren que les diga, estaba ayer noche, noventa y cuatro minutos después del final del choque, tan aturdido que, por mucho que lo intentaba, era incapaz de encontrar un hilo conductor del que tirar para, así, poder rescatar, por enésima vez, a mi Teseo rojiblanco del Laberinto en el que, valiente, atrevido, osado, temerario, se mete con la plausible intención de acabar de una vez y para siempre con el Minotauro en el que, con inusitada frecuencia, se convierte la manera de concebir el fútbol de unos leones a los que Cuco Ziganda, su adiestrador ( otrora virtuoso domador de cachorros) no consigue meter en cintura.
Y es que hay partidos en los que la hoja en blanco debería ser la crónica, y no un síndrome que atrape al cronista, ni un mal trago, abstinencia, darle al frasco te puede hacer olvidar el horror vivido, pero, al de unas horas, la resaca te arrastra hasta las más insondables profundidades de mares que aún no han sido descubiertos.
Dígalo ya, por Dios, deje de marear la 'pedí', la perdí, la perdía el Athletic, la pelota una y otra vez en un duelo que, sino el peor, si que ha sido uno de los más desastrosos que ha tenido al equipo rojiblanco como triste protagonista. Y eso que, de inmediato a la finalización de la primera mitad, hice un balance que, ahora, al leerlo me hago cruces: les prometo, creánme, que no había probado ni una sola gota de alcohol...
"Buen comienzo. El penalti mete en el partido al Getafe, que, con un ritmo cochinero (un 'cuto' parece el balón, y ,encima, ensebado), va comiendo territorio a golpe de cada error en la entrega de los leones. Demasiado simple el juego del Getafe para tanto premio; demasiado poco (fútbol) por parte del Athletic para haber estado tan cerca de marcar el segundo gol"...  Será que, como, Murphy dixit, todo lo que va mal es susceptible de empeorar, fue dar comienzo el segundo acto y subirse la comitiva del Athletic a la diligencia que, partiendo de la posada del vestuario, se dirigía sin remedio camino del precipicio al que, tras llegar y asomarse al vacío, el equipo en bloque se despeñó en vertiginosa caída hacia el abismo. Qué error. Qué despropósito. Qué espanto.

 
Mi compañero Asís Martín titula su crónica sirviéndose de esa expresión francesa tan socorrida como elegante: "déjá-vu", lo ya visto antes, una clara manera de decir que los encuentros de Cornella y el Coliseo eran, habían sido, quedarán ya para siempre como dos gotas de agua, el terremoto del Stadium del Espanyol y la réplica, seis días después, bajo una superficie rectangular que convierten en infame  los jardineros al servicio del Getafe tras recibir las pertinentes órdenes de Pepe Bordalás, el técnico que, en su época babazorra, no entendía ese ensañamiento por parte de sus rivales con esa manera de entender el fútbol, no ya en lo táctico y estético, sino en el exceso de 'bravura' que mostraban los futbolistas a su cargo.
Se pudo ver de manera evidente que las quejas de la gran mayoría sobre el estado del terreno de juego no son de ningún modo infundadas: duro como el hormigón; irregular, sinuoso, chepudo, giboso. Tanto y tanto dar leña al fútbol del Athletic cuando se podría convenir, con un sólido fundamento, que el responsable de tan deprimente espectáculo podría haber sido el intencionadamente penoso estado del terreno de juego. Quién sabe. Quizás. Tal vez....  Mas es lo que había, y el colegiado, Gil Manzano, no estimó delito en las condiciones del terreno de juego. Rectángulo y sin embargo Coliseo. Como el de Roma. Circular debería ser. Y la superficie, de arena. Ya tenemos montado el 'Circo'. El pan ya se ha dado para que el aficionado se monte su bocata de la cena. Y en el Coliseo, qué  toca, ¿gladiadores?...Hoy no es el día porque es de noche.  Sostienen los expertos de canal 'Historia' que, en los años de más ensañamiento del poder romano contra el cristianismo emergente, el imperio se quedaba pasmado ante un grupo humano de fe ciega que, más que ser desalojado de las catacumbas para ser arrastrado al degüello, diríase que de motu propio se ofrecía a sus verdugos para abrazar estrechamente la fe en su Dios por medio del martirio. Como si se quisiera decir: "No somos nosotros los que los matamos, son ellos los que quieren ser muertos por nuestra espada, por nuestro fuego, por nuestras cruces, tan monas ellas y que tan de moda se pondrán con el paso de los siglos....
  Y por las fieras. Leones en especial. ¿Leones se ha dicho?...Leones en el Coliseo. Todo habría cuadrado si los rojiblancos se hubieran mostrado mordaces con el imperio azulon. Pero no. El Athletic (discrepo, compañero), su proceder, no fue el mismo que el que se batió contra el Espanyol. Aquel "El Athletic me gustó e pesar de los 'pensares'", escrito está, lo mantengo. Este de la noche de un viernes triste fue, así en lo técnico como en lo táctico como  en lo estratégico, amén de en su espíritu guerrero a la hora de batirse en duelo con su oponente de turno, un desastre en toda regla.
Un despropósito. Una locura. Un caos. El reino de la anarquía. A retazos visto el partido, resúmenes que inciden en lo bello y espectacular, siento que me equivoco al juzgar de manera tan severa al equipo que me roba el sueño. Y cuando estoy a punto de sucumbir, pienso en los noventa y cuatro minutos de pasión y muerte a medias que tuve que padecer...y vuelvo a mis trece: la realidad (infame) superó con creces cualquier ficción de fútbol de horror que ni en mis peores pesadillas.  "Nos falta frialdad y poso. Partido loco, desordenado. Se nos ha olvidado manejar la pelota". Ziganda y sus declaraciones post-partido. Vaya, parece que entrenador y cronista estamos de acuerdo. Sin embargo, de seguido, como epilogo agradable, como dulce colofón, un 'Cuco' Ziganda atrapado por el sueño habla dormido. Estaba a su lado. Lo grabé  en un registro de wasap: "El equipo da buena sensación. Los contrarios sufren. Toca progresar. Nos espera una segunda vuelta ilusionante"...Falta la guinda: "El equipo quiere. Es muy duro. Comprometido. Reconocible".
Duro estaba el terreno de juego. Y reconocible, reconocible sin duda, fue el Getafe, ese estilo impecable del que dota Pepe Bordalas a los equipos que entrena. En Vitoria-Gasteiz se mostraba quejicoso. Indignado por el trato injusto que se les daba a sus jugadores a la hora de meter el pie. Ayer, en el Coliseo, el futbolista azulon, cuando hacía falta, golpeaba. Cuando quería frenar, soltaba una patada. Cuando alcanzaba lo drástico, agredía. Debió terminar con ocho elementos el Getafe, y, sin embargo, llegó al final del partido vivito y coleando. El Athletic tuvo alguna opción seria para haber goleado más de dos veces.  Pero la llave del partido la tuvo el Getafe. En el fondo del mar está a estas horas. Como el juego del Athletic. Leones en Getafe. Martirio en el Coliseo. ¡Jamás mis ojos habían sufrido tanto!
Por Luis María Pérez, Kuitxi. Exfutbolista y periodista