Iragartze Fernández, una linier bilbaína en la primera línea de la batalla
La vida de la bilbaína Iragartze Fernández ha estado marcada por una doble pasión, la enfermería y el arbitraje. Son sus dos profesiones, ambas vocacionales. Pero durante esta pandemia del coronavirus COVID-19, la primera está ganando peso.
La exfutbolista getxotarra de 26 años es linier en la Liga Primera Iberdrola y en Tercera División. Iragartze Fernández también ha debutado a nivel internacional, formando parte del trío arbitral que dirigió el partido entre Israel y Bosnia-Herzegovina de la fase de clasificación para el Campeonato de Europa en noviembre de 2019.
Pero con los estadios de fútbol clausurados, la actividad se multiplica en su otro lugar de trabajo. Al Centro de Salud de Rekalde, en Bilbao, la linier vasca acude cada día "con ganas, con ilusión y con fuerza" para plantarle cara "al gran enemigo". Sólo al volver a su casa se dejará vencer por el agotamiento, por el dolor de cabeza o por el mal cuerpo. "Estar con tanta tensión desgasta", cuenta Iragartze Fernández en una entrevista a EFE, "pero prefiero pensar en lo poquito que queda, más que en todo lo que hemos pasado".
Pregunta (P): ¿Están siendo días especialmente duros para el sector sanitario?
Respuesta (R): Sí, son días duros. De la noche a la mañana nuestro día a día ha pasado de ser normal a ser caótico. Hemos pasado de tener el trabajo controlado, con tu día a día y tu rutina, a empezar con cambios de protocolos y de objetivos, que ahora son diferentes. Tenemos un gran enemigo, que es este virus tan desconocido y hay que hacerle frente.
P: ¿De qué pasta deben estar hechos los trabajadores del sector sanitario, como usted, para elegir vivir esta situación desde la primera línea?
R: Hay que verlo de forma fría. Si nos sale esa vena sentimental y esa parte más sensible, nos puede hacer daño. Somos muy vulnerables. Nos estamos enfrentando a un número de muertes elevado y a un problema bastante serio. Tenemos que ser fríos, tener la cabeza en intentar ayudar a la gente y en salvar el máximo número de vidas posible. No sé de qué estamos hechos, pero tenemos que darlo todo ahora mismo.
P: ¿Al llegar a casa es cuando afloran la vulnerabilidad y la emoción?
R: Llegas a casa en una fase de agotamiento físico y psicológico muy grande. Llegas con dolor de cabeza y tienes como mal cuerpo. Estar continuamente con tanta tensión, desgasta. Cuando llegas, quieres cenar, merendar o comer, y echarte un par de horas para desconectar de todo. Si pones la televisión, es como que continúas con el tema. Está bien, porque la gente al final en sus casas necesita información y saber qué está pasando fuera, pero para nosotros no es positivo porque nos recargamos demasiado.
P: ¿Al día siguiente empieza de cero o va pesando la mochila?
R: Personalmente, para mí cada día es un día nuevo. Es un día que empiezo con ganas, con ilusión y con fuerza de pasar esto, para que termine lo antes posible. En mi opinión, en vez de sumar o arrastrar, hay que ir descontando. Prefiero pensar en lo poquito que queda, más que en todo lo que hemos pasado. Tenemos que ser positivos porque cada día que pasa queda menos para salir de casa, para comprar el pan o para ir a trabajar tranquilamente.
P: ¿Qué echa de menos?
R: Salir a la calle y que la gente no te mire mal. Es como que dicen: ¿a dónde vas si no tienes perro? La gente te mira mal si vas a trabajar porque igual piensan que estás dando un paseo o que estás en la calle sin más. También echo de menos salir con mis amigos, hacer una ruta con el perro o ver a mi familia. Al final, son apoyos que ahora mismo no están y los echas mucho de menos porque, como personal sanitario, cada día nos llevamos problemas a casa por empatizar en exceso.
P: ¿Es difícil no empatizar con los pacientes?
R: A mí me cuesta no empatizar con gente de mi edad. Cuando tenemos un paciente que tiene más edad, normalmente está en otra fase de la vida y tiene otras inquietudes. Cuando te encuentras con un paciente de tu misma edad es muy difícil no empatizar porque lo estás entendiendo. Entiendes sus inquietudes y te gustan las mismas cosas. Además, te ven joven o de su misma edad y se apoyan en ti más que en un enfermero de 50 años. Los casos más complicados a los que nos enfrentamos los sanitarios son los de nuestra quinta, porque nos vemos más reflejados en ellos.
P: A alguien que se vea reflejado en usted, ¿qué le diría para concienciarle de la importancia de mantener este nivel de vigilancia y de quedarse en casa?
R: Cuando nos quedamos en casa estamos consiguiendo que el número de infectados y de asistencias sanitarias se reduzcan. Es una forma de dejar de colapsar las urgencias, las unidades de cuidados intensivos o los centros de salud.
P: En su caso, sale cada mañana de su casa siguiendo una vocación. ¿Qué le llevó a ser enfermera?
R: Yo he tenido familiares que son enfermeras. Digamos que lo he tenido en casa desde pequeña. Como creces con ello, lo ves como una ilusión y como algo a aprender. Yo creo que la carrera de Enfermería es vocacional porque estás en una continua lucha y ves cosas que son desagradables.
Visibilidad en el hospital y en el campo de fútbol
P: ¿También el fútbol y el arbitraje son vocacionales?
R: Sí, ambos. Yo empecé a jugar al fútbol con 5 años. Con 21 años tuve que dejarlo por una pubalgia. Me dieron la opción de operarme, pero no me daban buenos resultados. Tenía una compañera de equipo que siempre decía: 'cuando terminemos nuestra etapa de futbolistas, tenemos que ser árbitras'. Y con la pubalgia fue el momento de empezar esta nueva etapa. Nos apuntamos al cursillo en agosto y aquí estoy.
P: ¿Echándolo de menos?
R: Sí, estoy contando los minutos y las horas para volver a los terrenos de juego.
P: En el ámbito del arbitraje está creciendo la presencia femenina. ¿Cómo imagina su futuro?
R: El futuro del arbitraje se está volviendo ya presente. Antes se hacía raro ver a una mujer arbitrando. Ahora tenemos a Guadalupe Porras en la Primera División masculina y el arbitraje en la Primera Iberdrola corresponde en su totalidad a mujeres árbitras. Estamos alcanzando ese futuro y tenemos que seguir poco a poco recorriendo este camino para conseguir nuestros sueños y nuestras metas. Al igual que Guadalupe Porras consiguió llegar a Primera con su esfuerzo y sacrificio, cualquiera de nosotras podemos conseguirlo.
P: La figura femenina en el sector sanitario está muy normalizada, pero en el fútbol no tanto. ¿Son importantes los pasos que está dando su generación de la mano de la RFEF, que está potenciando la presencia de la mujer en el arbitraje?
R: Desde la federación nos han apoyado. Nunca nos hemos sentido solas en este camino. También es muy importante la figura de nuestros comités para que se nos dé visibilidad. Con la Primera Iberdrola, donde todas las árbitras son mujeres, se nos ha dado más visibilidad porque cada vez hay más partidos en la televisión. El interés de los medios de comunicación también está haciendo que se nos impulse y que tengamos más fuerza. Era lo que tenía que ir ocurriendo.