El Athletic degusta el bocata de la victoria en San Mamés

Era un partido importante. Muy importante y así se ha sufrido pese a dejar la portería a cero por quinta vez ya. Los puntos volados dolorosamente en la triple sesión de la semana pasada no permitían otro resultado para el Athletic Club que el triunfo este viernes ante el Deportivo Alavés en un San Mamés al 60% de aforo. Las esperanzas europeas hay que asfaltarlas casi semanalmente, y el globo de la ilusión corría serio riesgo de pincharse con más tropiezos en los descuentos.

En la cita de la octava jornada de LaLiga Santander los de Marcelino han logrado reencontrar el sabor de la victoria con un (1-0) merced al gol de Raúl García, que antes había fallado un penalti, en la noche en la que los bocatas regresaron a La Catedral con 30.000 personas en la grada. La pena fue volver a acabar pidiendo la hora cuando se pudo ganar fácil en el primer tiempo. Es lo que tiene un duelo con 22 córners, que hay muchos riesgos.

Así están las cosas antes del parón largo y vergonzante para la credibilidad de la propia competición. No veremos al Athletic jugarse puntos hasta el sábado 23 de octubre ante el Villarreal CF. Otra vez en Bilbao, por cierto.

La enfermería del Athletic coge aire y Rulo falla un penalti

Al igual que Osakidetza tiene un alivio con el descenso de personas contagiadas de COVID la enfermería rojiblanca ha devuelto a Yeray y a Sancet a la convocatoria. No fueron de la partida aún así en un once que siguió en la tónica habitual: jugaron los mismos que en Mestalla. El derbi olía a cena de duro masticar por la importancia de los puntos y las características aguerridas de ambos conjuntos. Y así arrancó, mucho pico y mucha pala pero con un Athletic explosivo.

Salió muy presionante y fabricando alguna bonita llegada entre Muniain y Williams que deparaba varios rápidos córners a favor y hasta un penalti por mano de Ximo Navarro (tras un cabezazo de Vivian) que Del Cerro no dio pero el VAR de Medié Jiménez sí. Jugada clave. Raúl García lo fallaba, con un mal tiro. La parada de Pacheco despertó al Alavés que empezó a tener la pelota y a buscar tímidamente a Unai Simón y, con menos timidez, los tobillos de Iker.

Pacheco se crece en Bilbao, pero Raúl resurge...

Los de Marcelino eran mejores aún así, pero parecía que la falta de gol iba a volver a jorobarle la vida al Athletic que, con muchos arrestos, no paraba de intentarlo. En el 29' Muniain volvió a tener el gol, pero se la remató demasiado fácil a Pacheco, y de la misma el meta babazorro le sacó otra contra a Williams tras un gran toque de Dani García. Había sonado la corneta. También Dani Vivian pudo marcar en el quinto córner rojiblanco, pero se le fue fuera cuando entraba solo al quite.

La alegría es que Rulo se rehízo cabeceando en el 43' un centro preciso de Lekue para irse en ventaja al descanso. Merecida y seguramente corta para lo visto en la primera mitad

La segunda vio nacer a un Alavés más incisivo con dos hombres arriba

De hecho, Rioja dio un buen susto en el 50' tras aprovechar varios rechaces en área local, si bien también Dani García fabricó una contra de lujo tras un buen robo y Williams tuvo dos ocasiones. El tema es que el partido estaba muy abierto, como había sucedido en los gafados de la semana pasada. Llegaba la hora de pensar en los cambios, que en el Athletic suelen ser bastante ruleta.

Hoy Marcelino tardó más. Nico Williams fue el primero en saltar por un fatigado Berenguer en el 66', mientras los de Calleja no paraban de tirar peligrosos córners, su principal menú ofensivo. Botaron 9 por los 13 del Athletic. Pero tal vez por el asunto de los descuentos el técnico asturiano dejó pasar bastantes minutos.

Zarraga y Oihan Sancet saltaron en el 77' mientras seguía el bombardeo de los alaveses desde cualquier punto del campo. Se les concedió demasiado esa baza. La situación recordaba tanto a lo vivido, por aquello de perdonar, que preocupaba y más cuando Del Cerro no vio un penalti al navarro en el 89' por parte de Duarte y otro de Víctor Laguardia antes de darse 4 minutos de añadido. Ahí afortunadamente Unai Simón estuvo rígido bajo palos y los puntos se quedaron en Bilbao. Lo de sufrir se ve que va en el ADN.