El verdadero Rock and Roll, deportivo y de gestión, que necesita el Athletic

Terminó la temporada para el Athletic Club, y como desgraciadamente nos estamos acostumbrando en los 6 últimos años, sin premio europeo. Ya ha dejado de ser un accidente coyuntural para convertirse en una situación habitual, que como bien remarcaba Dani García en una pasada rueda de prensa, será porque no damos el nivel suficiente. El sabor amargo de un final de temporada muy deficiente, con 5 puntos sobre 24 posibles, que borró cualquier posibilidad competitiva de clasificación, ha dejado muy descontenta a la afición rojiblanca, que también tiene en su memoria reciente la eliminación copera en semifinales por parte de Osasuna.

La palabra fracaso ronda de boca en boca por todos los mentideros zurigorris. Es normal, la frustración empieza a anidarse en el alma de la afición, cansada de ver cómo el equipo no es capaz de dar ese paso necesario para convertirse en un bloque que gana los partidos decisivos.

Las declaraciones de Ernesto Valverde no han ayudado a rebajar el descontento, ya que afirmaba que pelear por Europa ya es un éxito para el Athletic, y eso se ha visto como un síntoma de conformismo por parte del entrenador, con un mensaje que empieza a calar en una institución como una mancha de agua. Cada vez menos Rock and roll.

Pero eso no ha sido lo peor de este final de temporada del Athletic...

El sainete de la marcha anunciada de Iñigo Martínez ha resucitado los fantasmas que creíamos olvidados del pasado, con gestiones poco acertadas en la salida de jugadores. Apoyando la versión del presidente Jon Uriarte, porque al final lo que es importante es el Athletic, me planteo la misma pregunta que hace 10 años: ¿no hubiera sido mejor darle salida en verano y cerrar todo este circo?

Está claro que hubiera sido un plato duro de digerir para una directiva recién llegada, donde todo el mundo se cree capaz de lo imposible, pero otra vez se ha demostrado que un problema encallado no se resuelve guardándolo en el cajón.

Iñigo se ha marchado, ha dejado cero euros en el balance y ha preferido otros retos que convertirse en leyenda en nuestro club. Que le vaya bien allá donde vaya, y con un poco de suerte, cobre lo prometido y no acabe cedido en algún equipo de los confines del mundo.

Queda pendiente la renovación de Nico Williams, de un cariz totalmente distinto al anterior.

Hay negociaciones con el agente, hay gestos muy bonitos hacia la familia como el nombramiento de embajadora rojiblanca a su madre, María Arthuer, para hacer crecer aún más la vinculación zurigorri, y se están desplegando todos los encantos posibles para que Nico desestime la oferta real del Aston Villa y renueve. Yo le plantearía una operación tipo Laporte, con renovaciones frecuentes, con pequeños aumentos de cláusula cumpliendo determinados hitos para conseguir la madurez futbolística, vislumbrando un traspaso en el medio plazo que satisfaga a ambas partes.

El presidente Josu Urrutia así lo entendió y lo ejecutó a la perfección con la total aprobación de un generoso Aymeric Laporte que vuelve a sonar para retornar al club, por su cordial salida. Ese debe ser el aprendizaje.

También en forma de explicaciones muy demandadas, llegaron las ruedas de prensa de Mikel González con Sergio Navarro, y del presidente Jon Uriarte con el citado director deportivo. Se agradecen todas las charlas desmenuzadas y clarificadoras sobre los aspectos formativos de Lezama, con todo tipo de análisis técnicos y estadísticos, basados en el Big Data, que ha llegado al fútbol para quedarse, siendo de gran ayuda en el presente y sobre todo en el futuro, pero quizá sigo echando de menos un acercamiento más realista a lo sucedido esta temporada en el primer equipo y en el Bilbao Athletic.

Yo me quedé con la sensación de que primero obtuvieron sus conclusiones y después buscaron estadísticas para refrendar esa opinión.

Destacar como dato positivo la cantidad de centros laterales siendo un equipo con carencias de un delantero rematador no parece muy positivo, o conclusiones similares para los córneres forzados, quedando desnudos con la escasez de remates logrados.

Algo parecido se remarcaba con los datos físicos de intensidad, siendo luego el 3º equipo en La Liga que menos utiliza todos sus recursos de plantilla. Claras incongruencias que tratan de ocultan varias evidencias, en mi opinión:

A) El equipo llegó muerto al tramo decisivo de la competición. La tasa altísima de lesionados reafirma el hecho de que los jugadores se han vaciado y exprimido al máximo. Cero reproches hacia ellos por ello.

B) Gestión deficiente de la plantilla, con la infrautilización de recursos disponibles durante tramos de la temporada, así como el hecho de la demora en realizar los 5 cambios durante el encuentro, o incluso no agotarlos en muchos partidos por parte de Valverde.

El fútbol moderno ha venido para quedarse y hoy en día, los partidos se plantean con 16 jugadores en un partido jugando con los cambios y los esfuerzos físicos, y un mínimo de 20 rotacionales para la temporada. Eso también es Big Data disponible en las estadísticas de los equipos de Primera división.

Esas son las conclusiones principales de la temporada que deben obtenerse del Big Data y no al revés, y debe ser la dirección  en la que debe caminar la gestión del club para mejorarlo. Disponer una plantilla amplia pero utilizable, ser valientes en las decisiones deportivas.

Somos un club autolimitado por nuestra política deportiva, ahora acosados por los éxitos deportivos de una competencia directa que con otra política muy distinta, sumada a una buena gestión, han sabido dar la vuelta a una entidad que hace 10 años estaba en Segunda, en concurso de acreedores y pendientes de decisiones políticas para evitar su desaparición. Ahora empiezan a sentirse poderosos y están rascando en nuestro jardín interior, como con Alex Remiro hace unos años y ahora con Mikel Goti.

Ante todo eso, debemos ser una entidad valiente en sus decisiones, ágil en su ejecución, dinámica en su desarrollo. Debe haber apuestas reales por promocionar a jugadores del filial cuando sea necesario, con una plantilla corta y huecos para llenar por esos jugadores a caballo. El descenso no ayuda, pero tampoco lo hace imposible.

Las apuestas en el primer equipo por renovar los roles principales con esos jugadores que vuelven de cesiones, que deben hacerse un hueco para participar de forma real y no ser el 22, 23 y 24º jugador de plantilla. Los que no vayan a tener roles ciertos deben tener minutos en Segunda, bien cedidos al Amorebieta, Mirandés, etc... o bien traspasados con opción de compra. Las renovaciones de veteranos que no vayan a participar deben evitarse, pero de aquellos con roles importantes en el vestuario, como Raúl García, deben ser rápidas y ejemplares.

Ahí destaca principalmente el papel del míster, Valverde. Si es capaz de entender todo lo anterior, es muy probable que triunfemos, porque el resto que debe condensar un entrenador, lo posee de sobra: conocimientos, experiencia e implicación. Es uno de los nuestros, sin duda. Que nadie dude de eso. Es más que evidente.

En resumen, debemos ser los mejores en lo nuestro para volver a ser atractivos en la captación, que aquellos jugadores en proceso formativo vean que su mejor opción para llegar a ser futbolistas de Primera división pasa por el Athletic Club, como siempre ha sido.

Eso es el verdadero rock and roll que necesita esta institución, y todos los miembros que forman parte de ella deben estar alineados con dicho objetivo. No hay más.

Aupa Athletic!

· Por Borja Conde, Socio del Athletic Club y contertulio de Telebilbao