Chimy Ávila: El Comandante en su laberinto

Patriarca, Coronel. ´Comandante´ en Wikipedia. Y hasta ´Chimy´. Hay que ver hasta dónde alcanza la categoría de un futbolista antes de que lo llegues a ver. Fue el 3 de enero de 2022 cuando, desde El Sadar, llegó a mi casa su primera ´fotografía`. Como una fiera en la sabana optando en solitario por la carne fresca del jugador del Athletic Club Nico Williams. ´Depredador´ que la ´presa´ evita por ser más astuta y veloz. Esta vez no pudo ser; no se consumó la ´hazaña´.

Poco tardó el atacante del CA Osasuna en dirigirse al león: "Quería pedirte disculpas por la entrada que te he hecho. No soy de esas personas que van a hacer daño, y menos a los chavales". Lo escribió, es cierto, pero no lo pensaba. Y si lo pensaba, no se lo creía. Y si llegaba a creérselo, sabía que, tarde o temprano, su instinto sería más fuerte que la persona que a él le habría gustado ser. 'Chimy' Ávila. "Esclavo de su edad y sus doctrinas". ¡Qué pena!

Sea como fuere, el comunicado de Luis Ezequiel Ávila nos lleva a un descampado en el que se reúnen esos ´otros futbolistas´ a los que él se refiere, "todos del pelo al pelo al pie de garra y diente", los que traman el dónde y el cuándo del daño, incluso "a los chavales", como Nico Williams.

"Se me fue la olla", y punto. Lo pensó. Incluso era capaz de creerse su propia mentira. Lo necesitaba a fin de irse a la cama y tener lindos sueños. Para, a la hora del vestuario y el entrenamiento, poder enfrentarse a los ojos de su entrenador y sus compañeros con la mirada limpia.

Demasiado bonito como para ser verdad. Demasiado fácil arreglar un pasado tan oscuro, una infancia tan hostil.

Ay, si pudiéramos borrar de la conciencia tantas pesadillas que se nos quedaron grabadas en las noches oscuras del alma. Somos lo que fuimos. Y si no metemos el bisturí hasta las entrañas para modificar el lado perverso de nuestro ´yo más profundo´, seguiremos siendo lo que somos, aunque no queramos darnos cuenta porque heridas sin vinagre resultan menos dolosas, llevaderas.

Confieso que soy uno de esos que se creyeron lo de la ´fuga´ de su ´olla´ del Chimy Ávila

Necesito creer en la bondad del ser humano cuando se disfraza para oficiar de futbolista. ¡Lo necesito tanto! Y es que, si así no fuera, me habría resultado imposible saltar a los terrenos de juego durante quince temporadas para desplegar todo aquello que nacía dentro de mi intuición de futbolista.

Osasuna vs Athletic. Asuntos pendientes. Una vez que Iñaki y Guruzeta, agradeciendo dos ´regalos´ de Nico, hubieran puesto a cada equipo en su sitio, sentí que las cuentas estaban saldadas. Incluso cuando el Athletic se quedó en inferioridad por esa mala cabeza de Oihan Sancet.

Se veía de lejos, de lejísimos, que David García le estaba ´buscando´. Para, una vez a su lado, provocarle. "Pica, Sancet". De seguido, el ´astuto´ David García levanta los brazos como en rendición, "Anda, pégame, delante de las narices del árbitro". Ernesto Valverde tiene trabajo por delante para rebajar ese ímpetu, a veces bueno, malo a veces, de ´Sancet III de Navarra´.

No temía por el resultado porque la labor del Athletic estaba siendo pulcra, ordenada, segura, todo eso que no había sido en la eliminatoria de Copa que nos impidió acceder a la Final de la Cartuja.

Cuando las cámaras se centraron en la banda, a la altura de los banquillos, les confieso que, al ver tan de cerca a Luis Ezequiel Ávila, desde muy dentro le llegó un serio aviso a mis ojos. Algo me decía y me alertaba, "Fíjate en sus pantalones recogidos, en sus muslos fornidos, en tanto y tanto tatuaje con los que trata de disimular sus verdaderas intenciones".

De entre todos los dibujos, me impresionó la reproducción de un ´fresco´ rescatado del Palacio de Cnossos, isla de Creta, "El salto del toro" llamado. ¿Qué toro, qué salto? Para qué preguntar cuando la respuesta no se espera. Y cuando me empezaron a llegar noticias de la mitología griega, ya era tarde...

Minos, Poseidón, Pasifae yaciendo con un hermoso toro blanco surgido de la espuma del mar. Llega al mundo el Minotauro, ´Asterión´ para la familia. Una criatura peculiar, cuerpo de hombre, cabeza de toro. Impresiona. Da miedo. Dédalo y su Laberinto donde encerrar el fruto de una pesadilla.

Siete hombres y otras tantas mujeres con las que matar su hambre y aplacar la furia que nace de su instinto. Teseo, un valiente con la ayuda necesaria del hilo que le procura Ariadna, a la que abandonará tiempo después de haber masacrado a ´Minotauro´.

Patriarca, Coronel, Comandante. Como si el Athletic Club fuera el ´malo´ de una película que nunca se filmó.

Es capaz, sin embargo, "por la paz del mundo, un avemaría", ya que con el "Padre Nuestro" parece no ser suficiente, de ´sacrificar´ al joven Nicolás Williams, y al ´apuesto´ Alex Berenguer, dos leones, uno por cada una de las dos últimas temporadas. El Athletic ya ha sufrido más de lo humanamente soportable.

Ojalá que Luis Ezequiel Ávila encuentre el ´buen camino´ para poder seguir disfrutando del fútbol del mismo modo que Nico Williams y Alex Berenguer. Ahora bien, desde mi humildad, bonhomía y cariño le pido a toda la gente que tiene a su lado que ayude al ´Chimy´ Ávila. Porque lo suyo no es una cuestión de que "se me ha ido la olla". Una infancia llena de carencias y calamidades deviene en una madurez plagada de inestabilidad y desasosiego.

Bere ondoan ba da bihotz oneko gizona. Club Portugaleteren jokalari ohia. Jagoba Arrasate. Biok La Floridan jokatutakoak. Lagundu zure mutila! Porque el bien que se haga a sí mismo será el daño que no cause a los jugadores de otros equipos.

• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista