Derrota del Athletic sin molestar en el Bernabéu, con la cabeza en Sevilla

Zanjado el parón internacional, la jornada 30 de LALIGA EA SPORTS ofreció un descolorido Clásico frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, justo antes de la disputa de la final de Copa entre el Athletic Club y el Mallorca. Una ‘visita al dentista’, que diría Joaquín Caparrós, pese a la ausencia del atribulado Vinícius Jr., sobre todo si sales a pasearte. La tropa de Ernesto Valverde, que se guardó bazas en su once, mezclando el rodaje del meta Julen Agirrezabala con Yeray (que se ha ido lesionado) o Vesga y la baja de Nico Williams, ha caído derrotada al tran-tran este domingo, con un leve (2-0), por los merengues de Carlo Ancelotti con los 2 goles de Rodrygo Goes.

Ya está el camino expedito para La Cartuja. Ahora quedan 6 días por delante para templar nervios y no dejarse enredar por el ‘Vasco’ Aguirre (sólo 1 gol encajado en 4 jornadas), que sí que juega la baza de ir a Sevilla a ‘lo bajini’ sin tanto ruido externo como hay en una Villa de Bilbao que todo lo hace, siente y vive a lo grande. Va en el ADN del Botxo, qué se le va a hacer.

El Real Madrid, claro favorito al título, es el único equipo que le ha ganado esta temporada los 2 partidos al Athletic

Derrota sin molestar del Athletic, con la cabeza claramente puesta en la final de Sevilla

De momento, en Madrid, con el estreno de un techo retráctil y vestido de morado, sí, el Athletic salió ¡de blanco! al Bernabéu, vivir para ver,... venga a tirar córneres, dominando, pero Rodrygo le enchufó la primera que tuvo. Lo de siempre, a lo que sumar encima la lesión muscular de Yeray que pinta que se pierde la final. Desde ahí los locales jugaron a placer, sumando remates ante un Athletic romo y encogido. El 5-2 en tiros lo dice todo, porque los leones parecían dormidos y sin querer molestar pensando en su final de Copa.

A la vuelta, al menos Iñaki Williams enseñó los dientes porque aquello parecía un entrenamiento. Los 3 cambios de Valverde (algo inhabitual) en el 56' así indicaban el paso de puntillas por Madrid sin hacer ruido ni sufrir un serio estropicio antes de la final. Triste realidad, pero misión cumplida.