El Athletic Club: Fútbol, pasión y religión
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Se debe a Galeano la frase de que el fútbol es la religión de los ateos. Con su permiso se podría añadir que también lo es de los agnósticos. La frase en cuestión me recuerda a la de Chesterton y según la cual, cuando uno deja de creer en Dios, acaba creyendo en cualquier cosa. Si las contemplamos juntas, se da a entender que todos tenemos una fuerte pasión, en mi caso el Athletic Club de Bilbao. La religión lo es por excelencia. Y cuando dejamos de alimentarnos de la religión, rellenamos nuestras necesidades con cualquier cosa que esté a mano. Y si esa es una pasión fuerte, como sucede con el fútbol, entonces religión y fútbol se abrazan.
En ese abrazo se pone de manifiesto que en ambos casos nace una profunda emoción. Y una entrega a aquello que puede satisfacer de modo ejemplar nuestros anhelos. Por eso, tanto en una como en otra afección sufrimos mucho y gozamos al máximo.
El bilbaíno Miguel de Unamuno se quejaba de que unos pocos jugaran y el resto eran espectadores. Creo que se le escapaba que ese espectador es sumamente activo. No toca el balón, pero se hermana con los jugadores de su equipo. Se objetará que eso es irracional... Puede ser. Sólo respondo con aquel personaje de Shakespeare cuando decía que "es bueno de vez en cuando dejar descansar a la razón".
Por mi parte solo añado que con el Athletic Club, sufro, gozo, rompo la monotonía de la vida cotidiana y me uno a todos aquellos que sienten como yo. Con el permiso de la razón.
· Por Javier Sádaba Garay, Filósofo y Seguidor del Athletic Club