El Athletic salta del Ferguson llorón a los Reds de Sir Ferguson

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El Ferguson del Rangers se fue 'con kleenex' de San Mamés
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Ahora espera en 'semis' el Manchester United (1 y 8 de mayo)
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Hay un Ferguson triste y otro alegre. Uno, cariacontecido y otro sonriente. Uno que ríe y otro que llora. El que aprieta los dientes y el que masca chicle como un aficionado mezclado entre su afición. El Ferguson cuyo equipo ha sido sometido por el 'famoso Athletic Club' y el que espera el pitido final para asegurarse el cruce de semifinales ante el mismo equipo que se exhibió en Old Trafford convirtiéndolo en el Teatro de los sueños. El Rangers FC de Glasgow ya es pasado.
El Manchester United nos espera en semifinales. Pena del factor campo. O no. Porque, convencidos de sacar un buen resultado en San Mamés, al partido de vuelta, al definitivo, se desplazarán tantos como los que movilizó el famoso 'Baby Athletic' de Marcelo Bielsa. Como si la historia obrara por sí misma, en Old Trafford se recordará el duelo entre The Red Devils y los Leones.

Tras la marcha de Iker Muniain a San Lorenzo, Óscar de Marcos es el único futbolista que ha resistido el paso del tiempo. Vivir para contarlo. Jugar para sentirlo. El 'Gudari' de la 'Popu', así como sus compañeros, en el nombre de la historia del Club sostenida por un sentimiento hereditario inmortal, se merece, se merecen, nos merecemos, que, tras lo de la Juve y lo sucedido en Bucarest, a la tercera sea la vencida. Dos partidos más. Jo ta ke, irabazi arte. Y nos plantaríamos en la final soñada de la Catedral.
Tocaba asaltar el tren de Glasgow y quedarse con el botín. La planificación del robo por parte de Valverde fue perfecta.
Aparentando calma, para que los Rangers no se excitaran, el Athletic, manejando el balón que le había sido regalado, no cayó en la trampa de atacar con celeridad la defensa escocesa. Tres líneas, las diseñadas por Barry Ferguson. Muy juntas y adelantadas.

Ante ellas, De Marcos, Vivian, Yeray, Lekue...
Repartiéndose la pelota con el mismo mimo que, en este barrio de La Florida, se entregaba la hornacina de la virgen de casa en casa. De repente, una incursión por las bandas; la búsqueda de Maroan Sannadi para que hiciera estragos por dentro con su físico descomunal. Mientras, el Rangers, como si la eliminatoria no fuera con ellos, o a la espera lejana de resolver el cruce desde el punto de penalti.
Fue salir a colación los once metros, y adelantar la máxima pena Sannadi de manera irremediable. En este partido, así como en el último de liga, frente al Rayo, estaba Sancet en el campo. Golpeo perfecto. Cuánto bien le procura al equipo que el "ciervo herido" que era Oihan haya regresado del monte, en el que buscaba amparo.

Como si la eliminatoria estuviera saldada festejaba la ventaja un San Mamés entregado. 52.149 almas.
Y en todas y cada unas de las personas crecía en su cuerpo el mundo. Tan parecidas. Tan distintas. Y sin embargo, un solo credo. Ferguson, por su parte, entregando mensajes de papel porque su voz no le alcanzaba a sus jugadores. Tal era el ambiente. Ruido de canciones y mantras. Alas en los tobillos de los futbolistas. Leones que se desplazan sin tocar el impecable césped. Como sucedió por la banda derecha cuando De Marcos, más alto, mas fuerte, más rápido, como si deseara festejar su reciente cumpleaños [36], la tocó como acostumbra.
Sutil. Al segundo palo. Como si en busca de un sueño. El balón, hirviente, al puchero del área. Como un ánima que sube, a disolverse en la nube, que luego será aguacero, y también el sirimiri. Llovida cae la pelota. Como un copo de nieve que choca contra frente almohadillada de Nico Williams.
En realidad no fue un remate lo de Nicolás. Se sacudió las trenzas. No más. Pero como estaba en la 'boca' del 'jarro', a bocajarro se produjo el testarazo de un león que protege su frente como el gato lo hace del agua hirviendo.

San Mamés estalló. Un clamor. Como si en la Catedral se estuviera celebrando la última cena antes de recibir al Manchester United. El de Sir Ferguson. Entrenador frente a Bielsa en 2012, aficionado en la misma noche que el Athletic se metía en 'semis'.
Alex Ferguson, mascando chicle en la grada de Old Trafford. Barry Ferguson, asumiendo una derrota a la que se habían hecho acreedores. Victimas de este Athletic. El famoso Athletic Club.
• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista