El Athletic siempre sufre, pero qué feliz es en La Cartuja de Sevilla

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Valverde debe leer los mensajes que le transmite el fútbol
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Aitor Paredes golea, piensa en Laporte y afea las expulsiones del Athletic: "El árbitro no ha sabido manejarlo"
A falta de dos medio centros de peso. Clase. Manejo. Autoridad. Que le garanticen la posesión de la pelota al Athletic Club. A fin de dominar el juego y, por ende, el partido. Con tanto como esto, el duelo ante el Real Betis debería haber terminado en el 85', cuando Aitor Paredes, de cabeza, machacó a bocajarro un balón que la zaga envenenó luego de haber salido de la bota providencial de Robert Navarro.
Era el [0-2]. Ventaja que doblaba el gol que Yuri Berchiche le obligó a marcarse en propia puerta a Bartra: despeja o revienta. El central catalán, que pasó por La Florida a primeros de 2020 para medirse en la Copa al Club Portugalete, ni despejó la pelota ni la reventó. Su corazón, ya muy cargado y deshecho, le dictó el recuerdo de los goles que a su portería deberían llegar.

Pero como en la pelea mediaba el Athletic Club, una ventaja tan golosa con el tiempo casi vencido no era garantía ni siquiera de la nada.
Cinco más ocho, trece. Un mundo. Un espacio de tiempo que debería haber administrado el equipo en su conjunto. Y si para lo colectivo no está la tropa de Valverde amaestrada, Txingurri debería escribir en su libreta de campo tantos nombres de centrocampistas puros como estarían en la agenda de la entidad.
Ernesto lo sabe. Que para medrar en Europa se necesitan dos 'tenedores'. De tener. De poseer la pelota. Esconderla. Entregarla cuando hay que darla, recibirla cuando se pide, y si la zona perimetrada está prohibida, acariciar la pelota hasta dormirla.
Sin magia en las botas que ocupan la medular, los oídos de los leones empezaron a escuchar algo parecido a las sirenas que intentaban camelar a los navegantes de Ulises..."No puedo ganar así, no hay manera / Cero goles a dos, quién supiera"...

Desalojaban la Cartuja los parroquianos por los vomitorios. Uno, dos, tres minutos. Se perdieron el tanto bético. Junior Firpo, que se había quedado estancado por aquello del 'gol del cojo', rifó un balón al área en busca de un sueño. Tres leones. Un bético. Paredes, como si tuviera mala conciencia, le ofreció su espalda a Bakambu.
Generoso Aitor. Quid pro quo. Que marque el Betis para que las victorias a domicilio a las que acostumbramos se sigan pareciendo como gotas de agua. Ni con un [0-2] era capaz de amarrar el partido el Athletic. Dormirlo. Matarlo. La mano que mece la cuna del Athletic es la mano que domina el juego y los partidos. No hay mano. No hay cuna. No hay sueño. Ni maneras de matar.

Un Betis que se alimentaba de un fútbol narcisista. Cada cual, cada cual, que cuide y maneje su cuerpo. Individualista. A las elevadas alturas del partido, incapaces de ver tres en un burro. Aún así, la terminaron rifando con los ojos tapados con pañuelos azules de seda.
El Athletic, que había llevado la antorcha encendida lindando el pebetero, necesitaba como el agua esos dos o tres centrocampistas de altura que escribieran en el destinatario, en el remite, para, así, poder terminar sellando las cartas de cada partido.
Con el [0 - 0], pugna entre iguales que se salda con "vice goles", que diría el genial José Mari Mujika. Firmaba el empate por el alivio que suponía no perder. No le hice ascos al gol provocado por Yuri. Rebajé mi angustia gracias al cabezazo de Paredes.
Evasión o Victoria. El Athletic amagó con irse del estadio confundido entre la gente que lo había acompañado a la Cartuja. Afición y equipo que, con amagos de tángana, cantaban..."No puedo ganar así, no hay manera / Ganar sin sufrir, quién pudiera"...

Me dirijo a Valverde, "La virtud está en el medio, Ernesto". Dos, tres 'medio centros' que hagan suya la pelota para ser dueños del juego, y del partido. En tardes como ésta. En la Cartuja. Donde Alex Berenguer le dio la Copa al Athletic para que Iker Muniain durmiera con ella.
• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista
Creo que cenizogoitias es demasiado generoso. Con cenizobeitias es más que suficiente.
Por qué será que hoy no leo los habituales desatinos de los tristemente habituales cenizogoitias??? Son los mismos jugadores y el mismo entrenador, no? Pero hoy no hay dónde morder. Me alegro infinito. Disfruten Uds también y no amarguen al resto.