Oblak se viste de Santo
Corría el minuto 80 de partido en Mestalla y los comentaristas apenas habían mencionado a Jan Oblak. El esloveno no pudo hacer nada en el gol de Rodrigo, que le fusiló dentro del área, y sólo tuvo que intervenir en algún balón colgado al área. Pero entonces, en el tramo final, Oblak volvió a vestirse de santo para salvar el empate del Atlético de Madrid ante el Valencia.
El partido se había vuelto loco y en una de esas, el Valencia se plantó en un contragolpe con superioridad numérica. Tres para dos: Batshuayi conduce, Gameiro se cruza y Wass se queda sólo a la derecha. El danés recibe y dispara; la ocasión es clara, pero Oblak adivina sus intenciones y se lanza al suelo para detener el 2-1.
No fue la única del esloveno. Porque en la última ocasión del partido, Gameiro se plantó en el área en otra acción similar. Control y disparo cruzado con la diestra y Oblak, otra vez, lanzándose al suelo para evitar el segundo. Ahí se acabó el partido, uno más para un meta que pasa desapercibido hasta que tiene que aparecer. Y cuando lo hace, siempre es determinante.