Un cumpleaños difícil en el Atlético de Madrid: el último del Vicente Calderón
Cumplir años siempre es complicado. Pero si sabes que este año lo celebras por última vez, más aún. Es lo que le sucede al Vicente Calderón, el estadio en el que el Atlético de Madrid disputó sus partidos durante más de medio siglo. El viejo recinto del Manzanares se inauguró un 2 de octubre de 1966 y celebra su último cumpleaños en plena demolición.
De hecho, la demolición del estadio sigue su proceso y ya ha acabado la primera fase de la misma. No existe el Fondo Norte, ni el Fondo Sur, ni la mítica grada de Lateral que es vislumbraba desde el Paseo de los Melancólicos cuando se bajaba desde Pirámides. Sólo queda en pie la tribuna de Preferencia.
Del Vicente Calderón al Metropolitano en helicóptero. Nueva casa, mismos sueños. #ElPartidazoDeMovistar pic.twitter.com/wvadpuG9kO
— #Vamos de Movistar+ (@vamos) September 28, 2019
Aquellos que paseen por Madrid Río aún se pueden hacer fotos frente a la enorme cristalera azul que decora el Manzanares. Pero en cuanto avancen un poco más verán un solar, pues el resto del estadio ya ha sido completamente derrumbado.
Los últimos días del Vicente Calderón
El proyecto de demolición continúa. El plan pasa ahora por desviar la M-30 por donde anteriormente estaba el césped para que se pueda derribar la Preferencia, lo más laborioso de tirar abajo. En cuestión de meses, el Vicente Calderón será historia por completo y los aficionados del Atlético de Madrid perderán un estadio cargado de sentimientos y emoción.
Un estadio que se inauguró un 2 de octubre de 1966, cuando Luis Aragonés marcó el primer gol ante el Valencia CF. Aquel día, curiosamente, la grada que aún hoy sigue en pie no albergaba público, pues aún no se había construido por completo.
Más de 50 años después, el Atlético de Madrid jugó su último partido a orillas del Manzanares ante el Athletic. Fernando Torres marcó un doblete y Ángel Correa anotó el último gol colchonero en el Calderón. Luego llegó el Metropolitano, una mudanza que cumple ya dos años pero jamás podrá borrar las miles de lágrimas, de alegría y de tristeza, que durante tantos años han bañado el Río Manzanares.
