Del Atlético de Madrid a la cárcel: "Está muy deprimido, muy mal y con covid"
Cómo pasar de ser una promesa en el Atlético de Madrid a acabar en la cárcel. Nicolas Schiappacasse, que fue detenido el 26 de enero portando un arma de fuego, afronta la prisión preventiva "muy deprimido" y con COVID-19, según indicó este lunes su abogada defensora, Karen Pintos.
"Está muy deprimido, muy mal. Así que una vez que podamos tener contacto físico con él, vamos a recurrir a que tenga algún tipo de contención con profesionales de la salud", indicó la letrada en una entrevista con la radio local Sport 890.
El jugador, que iba a renovar por el Peñarol uruguayo y que militó entre 2016 y 2018 en las categorías inferiores del Atlético de Madrid, cumple 90 días de prisión preventiva por tenencia ilícita de arma de fuego, además de otros cargos.
Pintos, que fue contratada recientemente por los padres del jugador, reconoció que éste sólo ha tenido contacto con ella, ya que en su primera semana en el centro de ingresos solo podían entrar abogados y después, al ser trasladado a la cárcel de Florida (sur), quedó incluido en el protocolo COVID por el alto número de reclusos afectados y se mantuvo "sin acceso a familia, amigos ni abogada".
Posteriormente, él mismo se contagió, por lo que ahora está aislado. "Está sumamente deprimido", explicó Pintos, quien desmintió algunos hechos comentados tras su detención, como que el propio jugador había declarado.
"Nicolás aún no declaró ni en sede policial ni en Fiscalía. No es verdad nada de lo que se viralizó con audios... Las redes tienen esas cosas. En este caso, que resulta muy atractivo, se viralizaron cosas que no son reales", agregó. Sobre el estado de salud de su defendido, dijo que sufrir una depresión siempre "es preocupante" y que está a la espera de "recibir una atención médica y ser valorado por profesionales".
Del Atlético de Madrid a la cárcel por un arma
Schiappacasse fue detenido el 26 de enero con un arma de fuego 9 milímetros cuando acudía a presenciar un partido de pretemporada entre su equipo y el Nacional en la ciudad de Maldonado (sureste). Su abogado en aquel momento, Rafael García, detalló en una conferencia de prensa que el arma había sido denunciada como robada desde hace dos años.
La detención de Schiappacase se produjo en un momento de plena discusión en el país suramericano sobre la violencia en el mundo del deporte por varios hechos delictivos relacionados, en mayor o menor medida, con los dos grandes clubes del fútbol uruguayo.