Muriqi agrava la herida del Atleti
La cuarta derrota de la temporada en un campo -Son Moix- y ante un rival, el RCD Mallorca, que se presumía ideal para reconducir la errática marcha del equipo ha activado todas las alarmas en el Atlético de Madrid, más desnortado que nunca, incapaz de ganar donde lo han hecho el Barça, Betis, Sevilla, y lo que es más preocupante, dejando una imagen muy alejada de lo que se espera de uno de los 'grandes' de LaLiga.
El gol de la victoria del Mallorca, obra del kosovar Vedat Muriqi, convertido ya en ídolo de la afición, desnudó las carencias de un Atlético relegado a la sexta plaza en la clasificación, fuera de la 'Champions', y que no tiene nada que ver con el conjunto corajudo, peleón, letal en los metros finales que en su día armó Diego Pablo Simeone.
Ante las primeras adversidades en el terreno de juego parece olvidar los valores que en otras temporadas le han hecho brillar en la Liga y en Europa. Eso lo aprovechó muy bien el Mallorca del mexicano Javier Aguirre, que se va al parón del Mundial de Catar más en forma que nunca y lamentando que la interrupción del campeonato llegue cuando mejor está jugando.
El Atlético tardó en encontrar su sitio en el campo y lo pagó caro con el gol mallorquinista, obra de Muriqi, tras un despeje defectuoso de Jan Oblak, que dudó ante un zapatazo de más de 30 metros de Antonio Sánchez; el rechace lo cazó un central, Antonio Raíllo, que lo cedió al lateral izquierdo, Jaume Costa para que éste habilitara al kosovar, que con su octavo gol de la temporada cumplió cinco partidos seguidos marcando.
Muriqi es el auténtico faro del club balear, como lo reconoció su entrenador Javier Aguirre, y el balcánico lo está justificando con goles. Ante el Atlético lo celebró tapándose un ojo en alusión al apodo de el "Pirata" con el que se le conoce en la isla.
La desventaja en el marcador no espabiló al equipo del Cholo Simeone, que siguió con su juego plano, muy previsible, con el que había empezado el choque.
Antoine Griezmann apenas apareció, tampoco funcionaban Marcos Llorente, Rodrigo de Paul, Axel Witsel y Yannik Carrasco en la zona ancha, y solo Álvaro Morata, autor de un gol anulado por fuera de juego, inquietaba arriba.
Simeone decidió sustituir a Molina -vio una tarjeta amarilla en el minuto 14- por Correa y retrasó a Marcos Llorente para que cumpliera las funciones del argentino en el lateral derecho.
Javier Aguirre hizo lo propio reemplazando al ghanés Baba -también con tarjeta amarilla- por el argentino Rodrigo Battaglia en una segunda parte que comenzó con dominio bermellón ante un rival con dudas, superado en esos momentos en todas las zonas del campo.
El conjunto madrileño buscó el empate con el debut en esta temporada de Sergio Reguilón y el regreso de Koke Resurrección tras seis partidos de baja por una lesión muscular.
En las filas locales, Lee dejó su sitio al senegalés Amath Ndiayé y Sánchez hizo lo propio con el francés Clément Grenier con el objetivo de resistir el acoso rojiblanco que fue a más con el paso de los minutos y con Simeone desgañitándose en su zona técnica.
Los minutos finales estuvieron presididos por la emoción y los nervios. En el minuto 81, Rajkovic detuvo un remate de Morata en la línea de gol, y en la otra área Oblak impidió el segundo tanto mallorquinista al despejar un disparo a bocajarro de Ndiayé.
También a bocajarro disparó, de nuevo Morata, pero volvió a encontrarse con un inspirado Rajkovic. El Mallorca aguantó la enorme presión a la que lo sometió el Atlético de Madrid para celebrar por todo lo alto la segunda victoria consecutiva y, también la segunda en Son Moix.