Valioso empate para seguir en la pelea

El Cádiz sólo pudo sacar un punto contra el Huesca y podría pensarse que sabe a poco por ser en el Carranza, pero viendo el desarrollo del encuentro se llega a la conclusión de que es un gran resultado. El Huesca fue mejor durante buena parte del partido y la suerte fue un aliado para que el resultado no fuera otro.

El Cádiz salió muy enchufado. Se palpaba que era partido especial por el ambiente en las gradas y por la tensión en el césped. El equipo de Cervera salió tocando con chispa y velocidad, superando la presión de un Huesco algo tímido. Con el paso de los minutos el juego se fue embarullando, quizá por los nervios de unos y otros.
Se veía, en cualquier caso, que el Huesca tenía mucha pólvora arriba y a los 13 minutos ya tuvo que intervenir Cifuentes para despejar un centro de Ávila. Al Cádiz ya le estaba costando tener la pelota, pero realmente ninguno tenía el mando del partido. Mucho en juego y poco juego en el arranque.
Costaba un mundo llegar a cada área y un córner era un tesoro. Las precipitaciones eran constantes incluso a la media hora de partido y daba la impresión de que el que golpeara primero tendría mucho ganado. A los 26 minutos volvió a intervenir Cifuentes después de un gran pase de Chimy Ávila que remató centrado Moi Gómez
Hacía falta que aparecieran los peloteros, pero Perea tuvo que marcharse del campo lesionado antes de que se cumpliera la media hora para que entrara Eugeni. El Huesca estaba creando peligro a base de aprovechar los errores del Cádiz. En el otro área no había ninguna facilidad para los amarillos.
El mayor susto del primer tiempo se vivió con un gol anulado por fuera de juego de Moi Gómez, pero a renglón seguido llegó el primer tanto del partido. Un gran pase de Cucho Hernández lo resolvió muy bien Chimy Ávila con un tiro cruzado en el minuto 37. No se podía decir que fuera injusto porque el Huesca se estaba imponiendo y se estaba jugando a lo que ellos proponían. Creaba peligro y finalizaba, mientras que el Cádiz estaba impreciso en defensa y pasaba inadvertido en ataque.
El amor propio le llevó a crear algo de peligro en el tramo final del primer tiempo. Garrido dio un aviso con un disparo desde la frontal que detuvo Remiro en el minuto 41. El primer tiempo terminó con un lanzamiento directo de Eugeni que no inquietó en exceso. Había que cambiar mucho y también que arriesgar en la segunda para cambiar el signo del partido.
El Cádiz salió del vestuario con esa mentalidad de los últimos minutos y pisó mucho el área aragonesa. Eso le valió para crear peligro hasta el punto de empatar en el minuto 51 en un córner en el que contó con el fallo de Remiro y el remate final de Servando a puerta vacía.
El partido adquiría otra dimensión y al Huesca se le veía tocado, pero quedaba mucho por delante. Además, la mala suerte en forma de lesiones se cebaba con el Cádiz, que perdía a Salvi con más de media hora por delante. Cervera sorprendía dando entrada a Barral y el equipo cambiaba su fisonomía, ahora con Álvaro en la derecha y con Eugeni más pegado a la izquierda.
El escenario no tenía nada que ver con el del primer tiempo. El Huesca ya no parecía tan seguro de sí mismo y el Cádiz encontraba el modo de hacerle daño a la contra después de cada robo, que eran más habituales que en los primeros 45 minutos. Sin embargo, los oscenses fueron poco a poco recuperando el pulso y, de paso, el balón. Y ésa no era una buena noticia teniendo gente con tanto talento.
El partido se estaba partiendo y Cervera quitaba a Jona para dar entrada a Moha. El balón rondaba con peligro cada portería y el Huesca tuvo su ocasión a la salida de un córner en el que Cifuentes recibió una falta después de producirse una triple oportunidad. El gol podía caer en cualquier lado, pero el Cádiz llegaba con mucha gente y se sabía que tendría su ocasión en los últimos minutos.
Cucho Hernández la tuvo en el minuto 83, pero Cifuentes detuvo sin problemas y Álvaro respondió con un disparo que se fue alto por mucho. Era una ruleta rusa en cada portería. Vadillo rozó el gol en el minuto 85 y Aguilera también estuvo cerca, pero su cabezazo se marchó alto. 
Al palo mandó el balón Gallar en el minuto 87, momento en el que el punto era un tesoro para el Cádiz, que había llegado muy mal al final. Se estaba librando de la derrota con algo de fortuna y el empate era un buen resultado para seguir en la pelea. Fue el consuelo de un final muy sufrido en el que los visitantes volvieron a ser mejores, como en el primer tiempo.

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