El Cádiz profana La Romareda y sigue soñando

A base de esfuerzo, de calidad y de tener esa pizca de fortuna siempre necesaria el Cádiz ha sido capaz de lograr la hombrada de sumar una victoria más, la sexta consecutiva. Los calificativos se acaban para un equipo que es capaz de empequeñecer a rivales que están llamados a estar en la zona alta. En La Romareda volvió a mostrar su plena madurez.

Al Cádiz se le veía con personalidad desde el inicio. Cada vez que robaba el balón salía a toda pastilla, en muchas ocasiones por la banda de Jairo. El primer remate fue de Lekic, que peinó un centro de Álex en el minuto 12. La respuesta fue de Marc Gual, acto seguido, con un remate cercano que repelió Cifuentes.

El Cádiz no había tenido que sufrir en exceso en los primeros minutos porque el dominio de los maños no se traducía en ocasiones en esos momentos. A los amarillos se les veía muy activos en la recuperación y sin perder ni un segundo en la especulación.

El partido tenía buena pinta y a los 20 minutos ya estaba ganando. Una gran jugada a la contra acabó en gol gracias a un remate de Lekic que no pudo detener Cristian Álvarez porque el balón entró tras golpear en el palo derecho de su portería.

Ese mazazo le hizo mucho daño a un equipo que arrastraba dudas y el conjunto cadista incluso se gustaba saliendo con el balón controlado y llegando con mucho peligro por las dos bandas. El gol había llegado por el costado de Salvi y el sanluqueño marcó un segundo tanto que no subió al marcador porque el árbitro interpretó que hubo falta de Garrido al portero zaragocista tras un primer remate de Salvi.

El conjunto de Cervera estaba muy cómodo, con el partido totalmente controlado en el primer periodo y con la sensación de que parecía estar más cercano el segundo tanto visitante que el empate de los aragoneses, pero en cuanto que el Zaragoza se acercaba mínimamente al área cadista se veía la calidad de los locales y eso era inquietante. Pep Biel se dejaba notar a la espalda de los pivotes.

Lo más negativo del primer periodo fue la lesión de Salvi, que estaba en un momento de forma extraordinario y que en La Romareda estaba jugando a un grandísimo nivel.

La segunda parte comenzó con un color muy similar. El Zaragoza llevaba el mando, pero el primer susto lo daba Manu Vallejo, con otro gol anulado por fuera de juego. Lucas Alcaraz, viendo el cariz del encuentro, metía a Álvaro Vázquez para formar un gran ataque junto a Marc Gual y Pombo. Su entrada se notó en cuanto a que el equipo ganó en intensidad y peligro.

Cuando quedaba más de media hora para el final se vivía la primera sensación de agobio porque el Zaragoza empujaba y el Cádiz parecía atravesar por un bajón físico y ya no podía robar tantos balones en la medular. Además, tras las recuperaciones el equipo se precipitaba en los pases.

Sin embargo, el Cádiz se supo rehacer y con el paso de los minutos volvió a frenar el ímpetu de su rival. En ese tuvo mucho que ver Garrido, cuya figura se agigantó para dominar el centro del campo con esa capacidad de abarcarlo todo.

Marc Gual era el jugador más insistente y en el minuto 70 volvía a poner a prueba a Cifuentes con otro disparo seco. El partido podía dar un giro en cualquier momento y ni unos parecían con fuelle para empatar ni otros para poner más distancia, pero el marcador corto hacía que todo estuviera en el aire cuando todavía quedaba un cuarto de hora.

Había muchas imprecisiones por los dos bandos y el Cádiz pudo hacer el segundo con un gran pase de Carmona a Lekic, pero éste no pudo superar en su salida a Cristian Álvarez cuando estaba solo y a punto de sentenciar el encuentro.

A Cervera se le veía muy molesto porque el equipo no estaba siendo todo lo contundente que él quería para evitar cualquier situación peligrosa. El Cádiz tuvo varias contras para finiquitar el asunto, pero no estaba suficientemente fino. Lo bueno es que no sufría en exceso, pero eso no era consuelo ante la posibilidad de perder tres puntos de oro por falta de pegada.

La sentencia no llegó y el Cádiz entró en la prolongación con el sufrimiento inevitable. Álvaro Vázquez la tuvo para empatar, pero Cifuentes lo evitó con una nueva parada de mucho mérito. Como mérito tiene ganar seis partidos seguidos en esta categoría.